Juan Marinello, hombre de talento y gran corazón

Juan Marinello, hombre de talento y gran corazón

Hay seres que nacen para iluminar lo que tocan y se despiden hacia lo definitivo para seguir ofreciendo su altísima palabra desde un sitial ampliamente merecido. Juan Marinello Vidaurreta, notable intelectual cubano es uno de ellos.

Poeta él mismo, es este hombre de estatura universal, cuya vida larga y de hacer revolucionario, acompañaron su talento y gran corazón para ser maestro en la actitud y el ejemplo.

Marinello es también el humano generoso, de fina sensibilidad artística, ideología firme, y defensor de lo cubano y de la ética martiana, que dejó su huella y su nombre inmaculado en las letras cubanas y en la política de la nación.

Consciente de la situación que anegaba su Patria, eligió la estrella como vocación patriótica contra los gobiernos de turnos, postura que le cobró cárcel, exilio y persecuciones, sin cambiar nunca sus ideas.

Su intelectualidad destella en la abogacía, al graduarse en la Universidad de La Habana como doctor en Derecho Civil, en Derecho Público, y en Filosofía y Letras. Con Mella colaboró en el movimiento de la Reforma Universitaria. Integró el grupo que participó en la Protesta de los trece, también el grupo Minorista y el Movimiento de Veteranos y Patriotas.

Al triunfar la Revolución, su intelecto fue luz en la disposición de la nueva era que se viviría, acompañando a Fidel en importantes tareas como Rector de la Universidad de La Habana y Embajador y delegado permanente de Cuba ante la Unesco. El Comité Central del Partido Comunista de Cuba, lo tuvo entre sus miembros hasta su deceso.

Juan Marinello, fue un mortal de su tiempo, ajeno a vanidad y reclamos, porque se mantuvo siempre útil a su propia obra. A 47 años de su muerte el mérito de su estatura intelectual, de su modestia y los honores de su humildad, se recuerdan hasta la eternidad para seguir siendo de esos hombres de talento y gran corazón.


Moraima Zulueta Gómez

Acerca de Moraima Zulueta Gómez

Periodista de Radio Grito de Baire

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