El Manifiesto de Montecristi, vigencia permanente

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El 25 de marzo de 1895 fue uno de los días más intensos en la vida de José Martí. Ese día el Apóstol escribió tres de sus memorables cartas: a la madre, a María Mantilla y a su amigo dominicano Federico Henríquez y Carvajal.

Y como hecho extraordinario redactó junto a Máximo Gómez el Manifiesto de Montecristi, convertido en la plataforma programática de la Revolución de 1895 y cuya trascendencia rebasó su época para llegar a la nuestra con plena vigencia.

A doña Leonor, autora de sus días, le dice: “El deber de un hombre está allí donde es más útil; pero conmigo va siempre, en mi creciente y necesaria agonía, el recuerdo de mi madre”.

En tanto, a María Mantilla le escribe: “Salgo de pronto a un largo viaje. Una carta he de recibir siempre de ustedes, y es la noticia que me traerán el sol y las estrellas, de que no amarán en este mundo, sino lo que merezca amor

Mientras a su amigo Henríquez y Carvajal le revela el destino de su vida, la razón fundamental que le ha permitido sobreponerse a tantas penurias y desventura: “Yo evoqué la guerra, mi responsabilidad comienza con ella, en vez de acabar. Para mí la Patria no será nunca triunfo sino agonía y deber.

El encumbrado Manifiesto lo escribió de un tirón y lo firmó junto a Máximo Gómez, para refrendar la voluntad de los cubanos de hacer una guerra generosa y breve, de espíritu democrático y continuidad de la iniciada por Carlos Manuel de Céspedes en Yara.

Evidentemente asombra el talento reflejado en un documento programático. En esas cuartillas, con la letra menuda de José Martí, quedaron atrapados 15 años de lucha incesante en la emigración dedicado a unir lo diverso y lo disperso y a tejer las redes seguras de la conspiración en Cuba

En el Manifiesto de Montecristi, Martí con su elegancia inconfundible en el lenguaje, empleó párrafos aleccionadores donde rechazaba, negando todo lo que no quería para la Revolución que había convocado y que había estallado en Cuba un mes atrás, el 24 de febrero de 1895.

Hoy, cuando han transcurridos 129 años del Manifiesto de Montecristi, sus ideas emancipadoras y latinoamericanistas mantienen plena actualidad, al ser valladar de aquellas otras hegemonistas que se intentan revivir como la Doctrina Monroe.

El Manifiesto firmado en Montecristi cobró nuevos bríos en el programa del Moncada, y ahora, cuando nuevas amenazas nos acechan, estará presente en el sueño bolivariano y martiano de la unidad integracionista latinoamericana.

“Desde sus raíces se ha de constituir la Patria con formas viables, y de sí propia nacidas, de modo que un gobierno sin realidad ni sanción no la conduzca a las parcialidades o la tiranía”, sentenciaba el histórico documento.


Moraima Zulueta Gómez

Acerca de Moraima Zulueta Gómez

Periodista de Radio Grito de Baire

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