En loma de La Esperanza nunca faltan flores, amor y respeto. Las estoicas montañas de la Sierra Maestra veneran al Padre de sensibilidad exquisita y a sus compañeros de lucha.
Es en esos lomeríos del Tercer Frente Oriental, donde Juan Almeida se levanta para contemplar a un pueblo capaz de salvaguardar la soberanía que ellos forjaron, como la mejor ofrenda.
El brillo hoy es más inmenso en las familias que agradecen la presencia de la Columna No 3 bajo el liderazgo de Almeida por órdenes de Fidel para revertir el analfabetismo, la insalubridad, para repartir justicia y libertad.
Desde esa emblemática altura del tercer Frente, rebeldes barbudos con su Comandante de pueblo, juran seguir siendo fieles a ese enclave insurreccional, donde perdura la frase ” Aquí no se rinde nadie” para sostener la mirada cautiva de hijos y visitantes.
Desde el Mausoleo, que atesora La Esperanza, el simbolismo de rebelión y coraje inscrito por sus héroes y mártires, se eleva a la serranía transformada por la Revolución; se convida al presente y futuro por la memoria inmortal de un frente guerrillero que regaló oportunidades por el bien de la humanidad.
La luz de la llama infinita, evoca la intrepidez de aquellos combatientes, que cambiaron el silencio obligado de la miseria por el bullicio de las armas hacia la emancipación, para ver florecer instrucción, trabajo, progreso.
“Los cuerpos de los mártires son el altar más hermoso de la honra”, es el pensamiento martiano que acompaña la huella de los soldados mortales que entregaron sus vidas para sembrar escuelas, hospitales y otras obras de bien común en los lomeríos.
En complicidad con la historia, las verdes palmeras del sagrado lugar se levantan firmes, como expresión de permanencia y gratitud, como respeto a la sangre derramada de hombres que combatieron por un Tercer Frente Oriental, que hoy contempla la libertad verdadera de la Patria.
Juan Almeida mira a su pueblo y se retira en silencio, satisfecho con el deber cumplido, sabe que la continuidad sigue y seguirá sus pasos, para que niños, jóvenes y adultos abracen nuevos amaneceres que dejó atrás las tinieblas y dio paso a la luz.
