La musa Erato visita a Santiago Almaguer sin importar lugar y hora. Lo acecha y logra que sus manos dibujen con palabras lo que ocurre a su alrededor. Momentos, hechos, sentimientos e incluso lo que pareciera irrelevante.
Su alma voluntariosa cede al llamado de la inspiración. Así cada día, desde hace casi 70 años, en el papel plasma lo que la atraviesa musilla le susurra.
“Yo comienzo en la décima improvisando, ya de 12 o 13 años yo improvisaba, no escribía porque no sabía escribir, comienzo a escribir después del Triunfo de la Revolución. Las primeras décimas que redacto tienen mil dificultades porque no sé absolutamente nada”.
Sus décimas aún sin escuela han hecho de Santiago Almaguer un reconocido improvisador en estas tierras, su talento por naturaleza y devoción al género literario es admirable cuando se escucha su historia.
“Después de 1959 me dediqué a escribir y a participar en concursos, me fui perfeccionando en la décima. Gané un grupo de veces en concursos en Tercer Frente pero yo no sabía medir un verso métricamente, lo hacía por vocación natural. Luego participé en un curso que impartió el reportero Orlando Concepción. Me pasé más de 10 años escribiendo de forma autodidacta pero siempre me guiaba por poetas que siempre escuché en los programas y uno va cogiendo conocimientos, además me prestaron un libro muy bueno. Me inspiro a veces en lo que menos imagino, eso no está pre-analizado. He escrito más de 3000 décimas, desde los 48 años aparecen ya mis primeras décimas y todos los días aún escribo”.
Que se materializara el soñado libro de la Voz del Ángel, como una maestra en la sierra lo bautizara, sería un premio a la humildad y grandeza de corazón de Santiago Almaguer. Pero esto no le ha cortado las alas de la inspiración y cada día a sus 86 años lo continúa visitando en cualquier instante o lugar. Virtud que esta reportera comprobó cuando le improvisara.
Cuando la imaginación llega al pecho del poeta
se cumple cualquier meta, porque es una inspiración
es casi una obligación, propia para el ser humano
ningún esfuerzo es en vano es cumplir con un deber
si todo se puede hacer con el amor de tus manos.
