A Santiago de Cuba, abril le regaló una estrella natural poblada de sentimientos, viva, serena, amena, encendida, que es orgullo imperecedero en su ciudad natal.
Esa hija de nuestro Santiago, nacida el 7 de abril de primavera, es como un manantial de agua clara que imprime frescura y esperanza a la mujer cubana, agradecida de su bondad.
Vilma Espín Guillois, es la Patria erguida, la madre compañera, el valor y el honor, que trilló noches oscuras para hacer de la clandestinidad la impronta más profunda por la libertad conquistada.
Es la guerrillera enamorada de su Cuba, la rosa convertida hecha canción y sueño realizado como un lucero inapagable que asombra las raíces santiagueras, que venera el candor de abril con el alumbramiento de esta mujer, cuya grandeza cautiva como el vuelo de colibrí .
Vilma es la heroína que sigue vestida de Revolución, es el sendero, la convicción, la semilla que fructifica en distintas generaciones de mujeres cubanas, que gracias a esta flor se han emancipado para escribir bellas páginas de amor y entrega con sello femenino.
Todo el bien de sus empeños trascienden la Isla que no olvida la obra de Vilma, quien nació para vestir su alma de ternura e insurrección, para ofrecerles a sus semejantes dignidad, trabajo, respeto, protección y derechos, imborrables en la Cuba socialista.
Feliz amanece Santiago de Cuba este 7 de abril, cuando se recuerda los 94 años del origen de Vilma Espín Guillois, de una hermosa dama que conquistó el Título de Heroína de la República y Presidenta de Honor de la Federación de Mujeres Cubanas, por ser un referente de acción y pensamiento, firmeza y fidelidad, devenido en símbolo del pueblo.
Vilma Espín, símbolo de pueblo
