Bartolomé Maximiliano Moré Gutiérrez, conocido en el mundo de la música como Benny Moré nació en Santa Isabel de las Lajas el 24 de agosto de 1919. Fue el primero de 18 hijos de una familia negra y pobre. Por las necesidades económicas, se vio obligado a cambiar la escuela por el trabajo al terminar cuarto grado, pero desde la infancia, sintió una fuerte inclinación hacia la música. Tenía extraordinarias cualidades para el canto y la improvisación.
Francisco Miranda Tasé, realizador y escritor de Radio Grito de Baire, destacado investigador y defensor de la música cubana nos acerca a la trayectoria musical de Benny Moré.
” El Beni nació con ese don. Él tenía un sentido del ritmo tan sorprendente, estaba siempre metido en clave como dicen los músicos. Nada le fallaba, comenzando por los toques afro, una de las vertientes que caracterizaron su estilo a lo largo de su carrera. El trabajo en el campo de diferentes actividades agrícolas que el Benny desarrolló siendo un adolescente las fue calmando con la música. Le gustaba cantar mientras trabajaba y fue creciendo en cuanto a la forma de trabajar la música que era su mayor ambición, esperando algún día poderlo realizar en algún escenario; llegar a La Habana, que lo escucharan y demostrar que él tenía todas las cualidades para cantar todos los géneros más representativos de nuestro pentagrama “
En 1940 Beni Moré llegó a la capital del país, y años más tarde fue contratado para integrar el legendario Conjunto Matamoros, lo que se puede considerar su verdadero debut como cantante profesional, pues con esta agrupación tuvo por primera vez un trabajo estable como músico y realizó sus primeras grabaciones. En el año 1945 viajó a México, país en el que se consagraría como cantor popular.
“Y llega a México. Desde el año 1945 hasta el año 1951 desarrolló una formidable etapa, actuando en grandes cabarets, grabando discos con grandes orquestas como la de Dámaso Pérez Prado, Rafael de Paz, incluso con Mariano Mercerón, santiaguero que estaba en México buscando imponer su manera de trabajar la música popular cubana. Pero llegó el momento en que Benny sentía nostalgia profunda por su país … y estaba deseoso de volver a Cuba “
En 1951 regresó a la isla y sintió la necesidad de hacer un homenaje a su pueblo natal . Anhelo que pudo cumplir cuatro años después, al grabar Santa Isabel de La Lajas, un canto perenne a su terruño.
” Precisamente fue en Santiago de Cuba en la etapa con Mercerón, el Benny estaba conversando con un amigo en una esquina y se cuenta que pasó una muchacha con su belleza desbordante y Benny no pudo evitar decir – mira qué bárbara – un piropo con el que quería destacar sus virtudes y otra persona que pasaba cerca le dijo – qué va compay, el bárbaro es usted. Ya cuando decide establecerse en La Habana, con su Banda Gigante, Ibrahín Urbino, un locutor muy famoso en una actuación del Benny en Radio Progreso tuvo la idea de bautizarlo en público como el Bárbaro del Ritmo, por una razón obvia, esa manera de dominar el ritmo, esa manera de sentir la clave, de caer en el momento exacto en la interpretación y esto lo hizo ganar más fama”.
Variadas fuentes de inspiración tuvo el Benny para su música, partiendo de su identidad que la remarcaba en sus boleros, sones, guarachas y guajiras, con ese estilo montuno que le dio fuerza y proyección. Su forma de cantar, de emitir agudos, los supo perfeccionar cada día. A pesar de no tener estudios, poseía las condiciones innatas de un genio dentro de la música.
” Los salseros le deben mucho a Benny Moré por esa forma de improvisar, por esa forma de cantar, de desenvolverse en escena y esto vale la pena que las jóvenes generaciones en Cuba lo tengan presente porque para sentir la cubanía hay que remitirse a alguna actuación de Benny More. La música de Benny es permanente fuente de inspiración para muchos jóvenes, los intérpretes de hoy rinden homenaje al Benny con sus versiones propias¨.
Su estilo era único, la voz providencial. Es considerado uno de los cantantes cubanos más polifacéticos y pese a vivir una época con influencia de elementos foráneos en la música, supo mantenerse fiel a sus orígenes.
Canciones como “Dolor y Perdón”, “Bonito y Sabroso”, “Qué Bueno Baila Usted”, “Cienfuegos” y “Santa Isabel de las Lajas”, han trascendido como patrimonio cultural de Cuba y del continente.
