Fernando Chenard Piña, mártir del sector del Comercio, la Gastronomía y los Servicios, acompaña a sus hombres y mujeres en Contramaestre, a esa gente común que cotidianamente tienen la voluntad de contribuir al bienestar del pueblo.
Pese a la complejidad de la actividad comercial que presenta Cuba en el contexto actual de crisis global y recrudecido bloqueo, estos trabajadores se esfuerzan por garantizar bienes y servicios, tras la búsqueda de una eficiencia que demanda el sector.
Detrás del mostrador están presentes estos hombres y mujeres, llamados a cumplir la misión de prestar servicios a sus semejantes, llamados asegurar la venta de la canasta básica, retrasadas muchas veces por los contratiempos mediáticos.
Detrás de un sillón de una barbería y peluquería permanecen otros rostros de manos diestras para resaltar la belleza de cada cliente, a través de cortes de cabello, peinados, arreglos de barba o bigote, y tratamientos estéticos.
Detrás de una mesa de trabajo, se encuentran técnicos que reparan ollas multipropósito o arrocera, una cocina de inducción y hasta ventiladores averiados.
Distinguen también aquellos que solucionan roturas de radios, televisores y refrigeradores, haciendo uso muchas veces de inventivas propias por el déficit de piezas de repuesto.
Detrás de máquinas de coser, sobresalen sastres o modistas para arreglar la ropa, el uniforme escolar y confeccionar otras prendas para la comodidad en casa; sobresalen los zapateros que devuelven utilidad práctica al calzado diario.
Restaurantes emblemáticos, cafeterías, casillas, mercados industriales o ideales, cuentan también con estas personas de cara a la prestación del servicio, quienes van ganándose un espacio en la vida cotidiana de la sociedad.
Sirviéndoles a su gente, están los hombres y mujeres del Comercio, la Gastronomía y los Servicios, acompañados de Fernando Chenard Piña, mártir del sector, quien mira orgulloso a sus trabajadores comprometidos con el bienestar del pueblo.