La niñez y la adolescencia son etapas decisivas en la formación de los individuos. En estas edades, es importante sentir que pertenecemos a algún sitio, a alguna obra. En Cuba, niños y adolescentes desde los cinco y hasta los 15 años forman parte de la Organización de Pioneros José Martí (OPJM), agrupación que los acoge de manera genuina y desinteresada.
Nacida el 4 de abril de 1961, como Organización de Pioneros de Cuba, años más tarde, en medio del tercer congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas,UJC, se cambió su nombre a lo que hoy conocemos como OPJM.
Entre sus objetivos figuran inculcar a los más pequeños el amor hacia el estudio y el trabajo, la enseñanza de la historia de la nación y sobre todo, el acercamiento la Revolución y sus figuras emblemáticas.
La OPJM involucra a sus miembros en actividades académicas, recreativas y de carácter social, como los trabajos voluntarios en las propias escuelas. Se trata de un espacio forjador de valores y principios éticos que den lugar a futuros hombres y mujeres de bien.
A la vez, esta organización permite a las nuevas generaciones desarrollar sus capacidades de socialización, y les ofrece un sitio, una obra a la cual pertenecer. El trabajo con estas edades implica un gran reto, pero es de enorme satisfacción si se realiza desde el amor.
Los niños y adolescentes han sido siempre una prioridad para la obra revolucionaria, y su bienestar constituye un asunto de primer orden. La organización de pioneros José Martí, contribuye a esta causa desde los diferentes centros escolares, siendo también una forma de proteger a los pequeños de las amenazas que puedan presentarse en la cotidianidad.
No en vano lleva el nombre del Apóstol, del hombre que escribió, hace muchos años, que para los niños trabajamos, porque los niños son los que saben querer, porque los niños son la esperanza del mundo. En la OPJM, tiene su lugar esta esperanza.
Escrito por estudiante de Periodismo Yadila Mesa Chacón