En el poblado de Maffo, las montañas de basura forman parte del paisaje urbano, donde los desechos sólidos se acumulan a la vista de todos sus habitantes, sin un debido control y sin preocupación de la problemática existente.
Esta realidad, ha contribuido a la aparición de microvertederos en comunidades vecinales y en espacios públicos, donde los desperdicios empañan la vista de residentes de la demarcación y algunos visitantes.
El hecho de verter escombros, acumular hierbas chapeadas y desechos domésticos en cualquier esquina céntrica o del barrio, sin respetar símbolos o instituciones sociales se ha convertido en una costumbre tan común como higienizar nuestros hogares o centros de labor.
Tras el rastro de la basura y su proliferación diaria en Maffo, sabemos que es insuficiente la disponibilidad de medios para su recolección, pues los carretilleros del sector de Servicios Comunales, en descenso actualmente se han retirado por razones de salario, el que no se ajusta con la difícil tarea.
La situación está asociada también a la falta de recursos, combustible, baterías y neumáticos entre otras carencias, lo que golpea seriamente la actividad.
No está exenta la indisciplina social de muchas personas, quienes no respetan la limpieza en la comunidad para hacer visible las desagradables montañas que en el entorno, sin desestimar los focos de roedores y vectores que desencadenan enfermedades transmisibles por práctica de una cultura de irrespeto ambiental.
Ante la falta de fuerza de trabajo, equipos de recolección, déficit de medios de protección y la indolencia de una gran mayoría me pregunto.
¿Hasta cuándo permitir que cualquier persona vierta los desechos de su hogar o de su negocio en medio de la calle, en la esquina de la cuadra o en un parque, en las áreas exteriores de un consultorio, una escuela o una bodega?
Velar por la higienización de la comunidad con sus espacios públicos, debe ser responsabilidad de todos. No se trata de pintar, limpiar y mantener impecable las aceras de la carretera central.
Lo que se precisa es mostrar la otra cara de la higiene, donde los barrios exhiban un rostro diferente, limpio, organizado, ordenado, que gane en belleza urbana y estética en armonía con el medio ambiente.