Nunca sus vientres acogieron la vida, sin embargo palpar el latido de ese pedacito suyo, los hace más cercano a su bebé.
Esperar el día del nacimiento les estremece el alma entre la dicha y el regocijo de ser responsables del alumbramiento.
Llegada la “fortuna”, archivan en su memoria la imagen de la criatura que con gestos leves y tiernos le roba el corazón.
Sé de buenos papás, esos que hacen de la alianza maternal su mayor predilección, de los que tienen récord en pañales puestos, del incansable que no se detuvo hasta lograr la patria potestad de su hija para mejor protección.
Conozco de otro padre que abandonó su vicio cuando su pequeña se negó a abrazarlo por causa del cigarro y de quien jamás ha engendrado y disfruta cada día de un “papá” que ha ganado a fuerza de cariño.
Hay muchos más. Existen padres que no reparan en madrugadas para asegurar a su pequeño el biberón con su leche, para asegurar un turno de complementarios o una vacuna para su bebé.
Están aquellos que halan parejo como una buena madre o asumiendo solos la educación de sus hijos con derroche de caricias y consejos.
Existen padres que en horario nocturno corren por esa medicina que se necesita para aliviar la fiebre; los hay también que se acercan de puntillas a la cuna para escuchar la respiración acompasada y feliz del amor de su vida.
El placer se deleita cuando por primera vez acompaña a su hijo a la escuela y ves sus ojos llorosos porque no quiere separarse y sientes el alma adolorida al alejarte dejándolo en manos de maestros para sus instrucciones iniciales.
El amor de padre va creciendo cuando te dicen papá por vez primera o lo impulsas a dar sus primeros pasos, inequívoca señal de que empieza el camino hacia su destino.
También cuando tu pequeño se abraza a ti, tomando tu mano, simbolizando con ello la confianza de tu fortaleza, que le dará seguridad en su andar.
Se aproxima el tercer domingo de junio y Cuba espera la celebración de quienes merecen ese título, para el que no bastan los genes ni apellidos, para el que no alcanzan 24 horas de dedicatorias, abrazos, reencuentros, llamadas, homenajes.
Para este 18 de junio, el cariño devuelto a los padres de la nación, reconfortará esas cercanías que la naturaleza o la crianza les regala en la vida.
Se disfrutará a plenitud la felicidad de quienes maduraron viendo crecer a sus retoños, para que el orgullo aflore al saber que es un hombre de bien que hizo de la paternidad amor, responsabilidad, consejos y sabias lecciones.