Cuando se habla de la historia de Cuba, especialmente de las etapas de la neocolonia y su posterior emancipación, es común escuchar “Revolución “. Este término sirve para ilustrar las luchas populares que surgieron en aquellos años en todo el país, y cómo dieron lugar a la liberación de los cubanos de un gobierno poderoso. La palabra en cuestión, si bien es ampliamente utilizada en este contexto, tiende a veces a perder su verdadero trasfondo.
Fue por esto que, en fecha tan oportuna como el Día Internacional de los Trabajadores, en el año 2000, Fidel Castro dio a conocer una nueva idea de lo que significa Revolución. No se trataba de un discurso costumbrista sobre la libertad y la justicia, sino de una serie de pautas que habrían de tomarse en cuenta para el desarrollo definitivo del proyecto social que Cuba defiende.
En su concepto, Fidel afirmaba que “Revolución es sentido del momento histórico”; un punto clave, sin duda, para entender la realidad de Cuba en cualquiera que sea la fecha. Hoy, 25 años después de esta intervención, el momento histórico de Cuba es bastante complejo, marcado por carencias materiales, guerra económica y un gran número de adversidades que pesan en el diarismo de todo el pueblo.
Y esta es, precisamente, la ocasión de adherirnos al llamado de Fidel de hacer cambios siempre que se requiera, de mantener la moral como estandarte de la Patria, de perseguir la verdad, de valernos por nosotros mismos, de aceptar la fortaleza de nuestras ideas.
Revolución, vocablo que etimológicamente denota una vuelta, un cambio violento, que evoca esfuerzo, dinamismo; Revolución, una palabra que implica para Cuba el derecho a su soberanía, un recordatorio de lo que resta aún por luchar, a favor de nuestra tierra. El concepto de 25 años atrás, sigue siendo válido para los tiempos presentes.
Escrito por estudiante de Periodismo Yadila Mesa Chacón