Emociona ver por estos días cómo distintas generaciones se preparan para el regreso a la escuela, que en cada nivel de enseñanza abre sus puertas este 4 de septiembre.
Emociona ver a Carlitos, un niño de 5 años como se prueba el uniforme una y otra vez y se mira al espejo, para no dejar atrás el embullo que depara su primer día de escuela.
Satisface ver a Saima, una pionera que está en la secundaria y empezará noveno y quiere acceder a un técnico de nivel medio para trabajar pronto como contadora.
Gratificante es también ver a Saday, quien va para el Pré con la ilusión de ser doctora y por ese objetivo, según ella, se esforzará estos tres años de bachillerato, porque comprende que es difícil entrar a la Universidad pero no imposible.
Así, cada generación con sus metas en Contramaestre, acudirán este 4 de septiembre a las aulas, para consolidar las transformaciones que demanda el curso escolar en la búsqueda de una excelencia académica y la formación integral de los estudiantes.
Porque la escuela además de enseñar letras y ciencia, debe fomentar en los educandos valores éticos, estéticos y patrióticos.
A la vuelta del próximo período lectivo, la preparación y superación constante de los maestros es requisito indispensable para que el proceso de enseñanza-aprendizaje se afiance en cada escuela, y la familia confíe más en la institución educativa.
Aunque se conoce que las condiciones mínimas indispensables están garantizadas, se tiene conciencia que las dificultades de tipo material deberán ser superadas con decisión tanto de los estudiantes como docentes.
A utilizar la inteligencia pedagógica y sentimientos revolucionarios, es el llamado que se hace para que la escuela reluzca en sabiduría en distintas generaciones, que por estos días llenos de emociones, una gran mayoría se pronuncian por ser hombres y mujeres para ser imperecedera la Educación cubana.