A menudo, los gritos de guerra surgen en medio de angustias y desesperación. La paz, aunque grata, no es capaz de inspirar el fervor que emana de un pesar profundo. Bien lo sabía Fidel aquel 5 de marzo de 1960 en que pronunció una consigna que sería para la Cuba de cualquier tiempo: ¡Patria o Muerte!
Eran momentos de duelo para la mayor de las Antillas, pues la explosión del recién llegado buque francés La Coubre, había cobrado cientos de víctimas. La tensa situación política del país por aquellos días, junto a los análisis de expertos, dejaban ver la mano enemiga en tal atroz suceso.
Las honras fúnebres de los fallecidos se convirtieron también en tribuna del pueblo, y fue allí donde el líder histórico de la Revolución dio a conocer las únicas opciones que tenía Cuba frente a la agresión de sus adversarios, salvaguardar la Patria, o morir en el intento. Patria o Muerte era, por tanto, un grito de guerra, un grito de resistencia.
Pero esa guerra no se libraría solo con armas de fuego, sino con armas de pensamiento. Hoy ya se cumplen 65 años de aquel día tormentoso en las calles de La Habana, pero la mano enemiga aún se deja ver en muchos La Coubre, que no son necesariamente buques.
Por eso, en cada cita del pueblo, en cada remembranza del pasado glorioso, en cada instante en que se hable de lucha, ahí se escucha la misma disyuntiva de otro tiempo: ! Patria o Muerte!
Es un grito nacido del dolor por las vidas inocentes que se perdieron, por la incertidumbre de los días posteriores, por el llanto de los que ahí estuvieron. Decir Patria o Muerte, más que una costumbre es un compromiso, una manera de volver a ponerse bajo la misma disyuntiva: vencer o dar la vida.
A menudo, los gritos de guerra se quedan en la memoria de los pueblos para siempre. Bien lo sabía Fidel cuando dijo !Patria o Muerte!
Escrito por la estudiante de priodismo Yadila Mesa Chacón.