El idioma es una de las características más distintivas de los pueblos. Su evolución está ligada al desarrollo de la humanidad, y es, además, parte de la cultura de cada nación.
En Cuba, el idioma oficial es el Español, hablado en aproximadamente 21 países. Generalmente los cubanos presentamos un manejo adecuado del español, pero en los últimos años, algunas formas de expresión han querido atentar contra la limpieza de nuestra forma de hablar.
Este fenómeno se observa con mayor fuerza en los jóvenes y adolescentes, propensos a caer en modas que llegan, en la mayoría de los casos, de las redes sociales digitales. Facebook, Instagram, YouTube, son algunas de las plataformas en las que interactúan las nuevas generaciones, no siempre con el detenimiento que requiere la escritura y el buen uso de las palabras.
Esto se debe principalmente a la premura con que se “textea” en el teléfono celular, que obliga a suprimir tildes y signos de puntuación, además de faltas de ortografía como los cambios de “c” y “s”. El uso de las mayúsculas experimenta también errores, pues, o se evitan por completo, o se abusa de ellas.
Cabe destacar que la mayoría de dispositivos móviles cuenta con un autocorrector que ayuda a corregir los errores ortográficos a medida que se escribe, sin embargo, esta herramienta es eficaz solamente cuando el usuario conoce las reglas ortográficas y sabe utilizar los vocablos de acuerdo al contexto. Él autocorrector por sí mismo, no tiene la capacidad de interpretar las ideas, esa es tarea del escritor.
En la expresión oral el panorama es similar. En las conversaciones de los más jóvenes, la mayoría de las ideas aparecen entre muletillas del habla, una pronunciación incompleta y hasta palabras malsonantes.
Así el Español, una de las lenguas con mayor riqueza, se ve muchas veces reducida a una expresión vacía. Puede que la raíz del mal radique en el deficiente hábito de la lectura. Leer es, sin dudas, la acción más efectiva para erradicar los males que aquejan al idioma. Desde cuentos y novelas hasta revistas científicas, todo lo que aporte valor será bienvenido y útil para desarrollar las habilidades lingüísticas. De las pantallas también es posible aprender, siempre con moderación y astucia.
Si el idioma es parte de nuestra identidad, de lo que nos representa, entonces usarlo correctamente debería ser prioridad. No se trata de una perfección inalcanzable, sino del respeto por nuestra lengua materna. Ya lo dijo Martí en otro tiempo, háblese sin manchas.
Escrito por estudiante de Yadila Mesa Chacón