Quien camine por la ciudad de Contramaestre hoy, se percatará que el entorno citadino exhibe una transformación en defensa de una morfología urbana más bella, higiénica, ordenada y disciplinada.
Esa realidad es palpable en calle 11 del reparto Frank País, donde afortunadamente se eliminó el área comercial de las conocidas Mipymes, cuya variedad y estilo de carpas con expendio de productos diversos, empañaban la imagen urbana de una de las arterias más visibles de la ciudad.
La violación urbanística, ajustada a la tolerancia permisible y hasta la falta de exigencia, convirtió a la arteria en una calle completamente ocupada durante todo el horario diurno hasta el atardecer y en aceras con tropiezos para los peatones, pues tras la urgencia de buscar productos de primera necesidad con precios abusivos y especulativos, el desorden se adueñó en ese espacio físico sin permiso legal.
Allí en calle 11, era visible también el depósito de basura como resultado de las ventas de pollos regulado y picadillo, cuyos residuales se convirtieron en hospederos de moscas, guazasas, jejenes y hasta cucarachas, compitiendo con la presencia de perros callejeros y la fetidez que desprendía la acumulación de desechos en aceras y esquinas, deteriorando la higiene ambiental.
El ejemplo de mal gusto y maltrato al ornato público, denunciado en reiteradas ocasiones por este órgano de prensa, reclamaba el enfrentamiento a una ilegalidad que conspiraba contra el ordenamiento urbano, la disciplina social y el desorden, que reinaba en ese lugar, alterando el equilibrio del entorno y el rostro estético que ameritaba esa calle.
Sin embargo, la ocupación ilegal del suelo citadino encontró enhorabuena la cara respetable en función de desobstruir esta calle con sus aceras, para devolver frescura y salud a una ciudad de interés nacional atendiendo a su infraestructura y población.
¿Se puede al libre albedrío reducir el espacio del tránsito peatonal con puestos de ventas o vehicular, ya sea de alimentos, aseo, u otros productos demandados por el pueblo? ¿Puede alguien impunemente adueñarse de un espacio público muy transitado para decidir a su antojo?
La respuesta es NO. La Dirección Municipal de Ordenamiento Territorial y Urbano en Contramaestre, es la que autoriza el espacio donde el cuentapropista va a ejercer su actividad, siempre que se cumplan con las regulaciones urbanas.
En materia de orden social, todo está escrito y legislado, pero no bastan decretos y buenas intenciones para poner orden a lo que está fuera de control.
Sirva este comentario para agradecer a las autoridades gubernamentales del municipio, luego de tantos reclamos, por contribuir de modo efectivo con el rigor de las acciones en el enfrentamiento para quitar de calle 11 de Frank País parte de lo feo y a la vez reivindicar un espacio público mal utilizado, que al final se traduce en una ciudad más bella, limpia, ordenada y disciplinada.