Con legítimo sentimiento de orgullo, gratitud y admiración nuestro pueblo celebrará el Aniversario 66 del Triunfo de la Revolución Cubana. Pocas fechas a lo largo de nuestra historia, tan significativas en sí mismas. Pocas, como esta, que a la par que síntesis constituyen punto de partida.
Son muchas las cosas que se unieron aquel inolvidable Primero de Enero de 1959 cuando Fidel, al frente de un grupo de hombres y por qué no Héroes, decidiera el rumbo del futuro. Atrás quedaban las horas inciertas de la travesía del Granma, los largos meses de entrenamiento y preparación, el Moncada y la clarinada del 30 de Noviembre.
Era como si se escuchara de nuevo, tañer la campana de La Demajagua, eran de nuevo las hazañas de Maceo, de Agramonte, de Gómez, las imágenes luminosas de Villena y Guiteras, el grito de combate de Mella, el sacrificio supremo de Martí.
Era de nuevo, y ahora para siempre, la libertad, la victoria alcanzada tras años de tanto empeño. Emociona tender la mirada hacia atrás, nos crece hondo y entrañable el respeto al recordar cuánto de este presente es y será parte siempre del pasado.
Y sentimos entonces que con ese pasado tenemos una deuda permanente. Conforta detenerse a mitad del camino, ver lo que se ha hecho. Comparar lo que aún nos falta por hacer. Sabemos cuántos esfuerzos y sacrificios exige la construcción de nuestra sociedad socialista, pero no nos atemorizan las amenazas de los enemigos del norte, porque pensamos en los que cayeron, en los que ofrendaron sus vidas, porque confiamos en este pueblo que sabe luchar, resistir y vencer.
Reciban todos aquellos que desde los tiempos del Moncada empezaron a fundar este presente, un saludo nacido en lugar de preferencia de nuestro corazón y llegue a nuestros dirigentes que nos muestran el camino, un fraternal abrazo y juramento comunista de que siempre sabremos ser fieles a la Revolución.
