Este 28 de octubre, ríos y mares se colmarán de flores, de esperanza, de ese mito que ni la muerte puede llevarse a lo más profundo de las aguas.
Sesenta y cinco años de una desaparición sin regreso no impide dejar sin flores los jardines de Cuba, una Isla que no se resigna haber perdido un hombre inmenso, grande de corazón y principios.
Dicen que no hubo palmo de tierra y de mar que no fuera registrado. Dicen que, como pocas veces, millones de hombres y mujeres buscaron a un ser humano, una sola alma que ni la tierra y el mar quisieron devolvernos la leyenda.
Cuba lloraba al Comandante que más que jurar, demostró una lealtad sin límites a Fidel para convertirse en el Héroe de Yaguajay en suelo villaclareño, donde llegó con sus hombres al mando de la Columna número 2 Antonio Maceo, casi sin piernas por tanto por tan azaroso camino labrado desde la Sierra Maestra.
Las villas no puede borrar su impronta, donde numerosos poblados fueron liberados, tras la fuerza telúrica que fue creciendo en esas tierras por un lucero rebelde que a punta de bala y hostigamiento psicológico hizo deponer las armas al adversario, obligado a levantar bandera blanca.
Y ante la mirada de todos estaba Camilo, con el sombrero, batido por el viento y no por la metralla; allí estaba eternizando su épica, valorada por el Ché como el hombre de Cien batallas, el hombre de confianza de Fidel en los momentos difíciles de la guerra.
Ante la mirada de su Cuba, está y estará el luchador abnegado que hizo siempre del sacrificio un instrumento para templar su carácter y forjar el de la tropa.
Camilo era Camilo, Señor de la Vanguardia, guerrillero completo que se imponía por esa guerra con colorido que sabía hacer. Camilo Cienfuegos es el símbolo que inspira en los desafíos mediáticos de una Isla de que no renuncia a sus conquistas, en la recuperación de un Guantánamo que reclama de brazos solidarios.
Este de 28 de octubre, ríos y mares se colmarán de flores, de esperanza, de retos, porque la muerte de uno de los hijos ilustres de la Patria no se lo ha podido llevar a lo más profundo de las aguas.