La loma de La Esperanza, pedazo de tierra húmeda, envuelta entre palmeras, flores e historia, recuerda al Comandante eterno del Tercer Frente Oriental que nunca se rindió para convertirse en paradigma de firmeza revolucionaria.
En este emblemático lugar, donde se abraza el verde de la altura con el azul del cielo, resplandece Juan Almeida Bosque, hombre de guerrilla, dueño de valores humanos puros y una natural nobleza, de fina sensibilidad y voz crecida en los veneros del pueblo.
Es este Héroe con mayúscula, valiente y siempre bien plantado, quien unió su destino a la Revolución para hacer realidad un sueño acompañado de un grupo de raigales patriotas. “Aquí no se rinde nadie” es la corajuda frase, inscrita en la historia que trasciende en distintas generaciones que saben del talismán, del ejemplo irreversible y perpetuo de Almeida.
Comandante, tu adiós definitivo es increíble, porque tu porte y semblante reflejaron una sencillez tan impresionante que nadie, a primera vista, podría imaginar el temple y coraje de león que habita en tu corazón.
Así te recordamos Comandante Almeida, porque aprendimos de tus enseñanzas, al conocer que el único camino de los pobres es luchar para conquistar sus derechos, para alcanzar la libertad.
Si bien es cierto que el Moncada, el Granma, la Sierra y en particular Alegría de Pío te hicieron grande, también es verdad que tú tocaste las fibras en el alma de tu gente, al saber de una obra apuntalada de virtudes con el fusil al brazo y pecho de poeta.
Junto a un cantor, “Así te recordamos Comandante” porque tu arquetipo humano que descansa eternamente en la loma de La Esperanza de tu frente guerrillero, Tercer Frente Oriental, inspira a la reverencia eterna.
