Era la primera vez que Yicel Martínez iba camino hacia el salón de parto, momento que llegó con cierto nerviosismo, acompañado de emoción, temor y alegría.
Sin complicaciones nació Adán en el Hospital Orlando Pantoja Tamayo de Contramaestre. Tan pronto salió del vientre de su madre y una vez chequeado sus reflejos, el personal médico le dio los primeros cuidados a Yicel.
La magia del primer acercamiento, del primer beso, de la primera caricia, fueron una sorpresa. En menos de una hora Adán disfrutaba del calor de mamá pegado a su pecho.
Apenas la joven tenía experiencia, pero una de las enfermeras del hospital que la asistió en el parto, le ayudó a poner el niño correctamente y le dio consejos para aprovechar al máximo la lactancia materna.
Yicel tiene suficiente leche para amamantar a Adán. Ella recibió y buscó información, cuenta con el apoyo de su familia, y comprende que la lactancia materna es la forma óptima de alimentar a su bebé.
Tras la búsqueda de conocimientos para nutrir inicialmente al neonato, Yicel adquirió referencias, y descubrió que la lactancia materna exclusiva contiene carbohidratos, proteínas y grasas que necesita el recién nacido para mejorar su supervivencia.
Mediante la búsqueda de contenido sobre la lactancia materna, la madre primeriza supo también que es ideal para los lactantes, es segura y limpia y contiene anticuerpos que protegen de muchas enfermedades propia de la infancia; además suministra toda la energía que una criatura necesita durante los primeros seis meses de vida.
¿Pero qué ocurre cuando no se dispone de experiencia, no se recibe el apoyo necesario o factores como la ansiedad y la depresión embargan a la madre?
A veces muchas madres tienen la percepción de que no son capaces de amamantar a sus hijos porque tienen poca disponibilidad de leche y eso les genera angustia y preocupación.
Si no recibe atención adecuada, la ansiedad puede incidir en el abandono o interrupción de la lactancia materna en los primeros seis meses sustituyéndola por leches artificiales u otros alimentos como la crema de vaca, que inciden negativamente en el futuro desarrollo físico e intelectual del niño y en su respuesta inmunológica ante las enfermedades.
Hoy cuando Yicel Martínez amamanta feliz a su bebé de dos meses y defiende a cabalidad esa primera vacuna por los múltiples beneficios que ofrece para la salud de los más pequeños, Contramaestre promueve una maternidad y paternidad compartida que garantice todo el acompañamiento del que precisan tanto madre como hijo para una lactancia exitosa.