La nombran la Madre de los Maceos, la Madre de los cubanos, la Madre de la Patria y Martí la llamó Mariana Maceo, apellido de hombres valientes, corajudos, inscritos para siempre en la historia; más, Mariana Grajales Cuello brilla con luz propia.
Cuando vino al mundo distaba mucho la fecha de la abolición de la esclavitud en Cuba, pero esta mujer símbolo imperecedero de Santiago de Cuba, nació libre porque sus padres también lo eran.
Mariana Grajales Cuello no sólo engendró héroes, también aportó a la Independencia de la nación; distintiva de entrega sin límites a la causa redentora contra la metrópolis española. Su hidalguía y convicción de educar a sus 14 hijos para servir a la Patria aún al precio de sus vidas, es el legado que distingue a esta guerrera sin par.
Tierna y bondadosa, de principios inflexibles en la disciplina y con una inteligencia natural, vivaz y ágil, es esta fémina que Santiago de Cuba siente orgullo de verla nacer, un alma todo coraje, curtida en el espíritu de trabajo, sin flaquezas en sus 10 años de insurrecta, sin temor a lo agreste de la manigua.
A Mariana Grajales Cuello, los hijos de Santiago y de su Cuba la recuerdan como símbolo perpetuo que trasciende por sus luces claras, su carácter intrépido, por su lealtad que se traduce en firmeza y patriotismo.
La dimensión histórica de Mariana está presente en el carácter firme, estoico y fortaleza de espíritu inculcado Antonio Maceo, quien aprendió de su madre el amor a la Patria, a la libertad y a la justicia. Su
ejemplo perdura en las hermosas páginas escritas por las mujeres cubanas de todas las época.
¿Dónde encontrar un símbolo más completo de la identidad cubana?
A 209 años de su nacimiento, Mariana Grajales Cuello es y será la estrella de un pueblo agradecido de su impronta conquistada a fuerza de heroísmo.