Ellos, son hombres y mujeres que encaminaron el arte de escuchar, comprender, y orientar en la luz y la adversidad en servicio del ser humano, que gracias a su conocimiento le devuelven la sonrisa y la oportunidad de soñar a aquella persona que creía que todo estaba perdido.
Ejercer para los demás, es la profesión que le distingue en busca de sanar conflictos mentales y emocionales. Devolver la paz interior, ayudar a crecer como personas, es el agradecimiento de pacientes que buscan un comportamiento diferente para sus vidas.
Tender la mano a los demás para servir de guía en un camino oscuro de la mente, es la principal misión de este Ejército que enseña el significado de la vida para encontrar en las vidas de las personas un significado.
Ser psicólogo es ir más allá de lo evidente, de las palabras, los silencios y las expresiones, es ir más allá de lo que se ve para encontrar tesoros escondidos.
Con amor y perseverancia, carisma y amabilidad, acompañan el sendero personal para ensanchar la esperanza de ser mejores seres humanos. Sin inventos ni improvisación, describen la conducta con objetividad, sin juicio ni críticas.
Como hombres y mujeres de luz reconfortante, se agrupan estos profesionales descubridores de lo que realmente hace feliz a la humanidad; seres comprensivos de los distintos procesos que afectan la salud mental en la vida de los individuos.
A los psicólogos de Contramaestre que, con cada consejo construyen puentes de felicidad, acompañando sonrisas, secando lágrimas y sembrando raíces fuertes, la eterna gratitud y la felicitación por escoger una vocación humanista que bien vale la pena para ser desde el saber el crecimiento personal y espiritual de sus semejantes.
