Por primera vez, voces femeninas resplandecían en la Habana para llevar la luz de la verdad de mujeres emancipadoras que exigían sus derechos, para marcar un hito en la historia y el temprano movimiento por la reivindicación de la mujer en el país.
El calendario marcaba el año 1923 para darle la bienvenida al Primer Congreso Nacional de Mujeres, para unir por primera vez féminas de las entonces seis provincias del país.
En el Paraninfo de la Academia de Ciencias de Cuba, la impronta de aquellas precursoras, no siempre comprendidas en su época, permanecen frescas para evocar el acercamiento moral e intelectual de todas las mujeres de la nación, que tenían como interés trabajar unidas en la defensa de la Patria, del hogar y de la familia.
Siete días fueron suficientes para agrupar mujeres de distintas creencias y corrientes ideológicas, demostrando un carácter amplio, no clasista y con un temario de 36 acápites, expuestos a enconados debates que mostraron cuánto pesaban los prejuicios y convencionalismos sociales en las mentalidades de muchas mujeres de la Isla.
El Primer Congreso Nacional de Mujeres que estremeció a La Habana y Latinoamérica, rompió con el discurso tradicional para implantar polémicos temas polémicos, ricos en discusión.
Los reclamos de crear escuelas especiales para atender a niños con discapacidad, que se consiguieron leyes protectoras de la infancia, que se luchara por la igualdad de derechos y deberes sociales, políticos y económicos en relación con el sexo masculino, y que las drogas y la prostitución fueran combatidas, reflejaron tendencias a la Reforma social.
Criterios sin limitaciones fueron defendidos por la delegada participantes en el encuentro, que intentó hacer visible la vida en la inteligencia de las mujeres, por el afán de convertir lo cotidiano en político.
A más de 100 años de la toma de conciencia de las mujeres cubanas y su derecho a tener derechos, las voces femeninas siguen en pie para avivar la llama del empoderamiento de la mujer en los tiempos actuales.
