Sus voces nos despiertan cada mañana, nos atrapan, nos hacen soñar, nos enamoran. Sus palabras vibran con calidez en esos encuentros en los hogares, en los centros de trabajo, en los corazones de nuestros oyentes.
Trás las huellas y misiones de una mejor comunicación, esa vocación que se lleva en el alma, tiene su sello propio, su marca personal, convirtiéndose en cómplices del tiempo y la vida.
Es esta profesión, que matiza los programas de las emisoras de radio y canales de televisión a través de un micrófono, la que galopa en tropel alegre, dejándonos imágenes que no se apagan para quedar en el recuerdo de todos.
Cómo verdaderos íconos de la expresión oral, artistas con sensibilidad y orfebres de la voz, se describen en Cuba los hombres y mujeres con responsabilidad de informar, orientar y educar, para establecer una familia con legitimidad y orgullo.
Símbolo de identidad, es sin dudas las voces de nuestra casa radial, cuya generación no ha tenido que pedir permiso para formar parte de nuestras vidas, para ofrecernos una realidad con eticidad y respeto.
Francisco Miranda y Elizabeth Bueno, los primeros en llegar al sonido GB; Yannié Méndez y Yunia García con empatías peculiar con sus audiencias; Ricardo Chacón y Adelis del Toro, profundos en sus palabras y con matices distintivos; y Joannis Figueredo y Ada Helen Arzuaga, con buena dicción y conocimiento técnico, agrupan a esos profesionales que su Contramaestre admira por siempre.
Con una nota de nostalgia por su ausencia en Radio Grito de Baire, Abel Rosales e Idania Fajardo; Angel Batista y Dairis Ávila; Yadmila Fajardo y Elizabeth Bueno, hombres y mujeres que con su timbre llenan espacios y corazones.
Quizás al escucharlos imaginamos como son y nos enamoramos de sus voces, y aunque muchas veces la realidad no coincide con nuestras fantasías, aceptamos la circunstancia sin decepciones, porque los locutores son la esencia viva que engrandecen el alma.
A estos profesionales con voz propia, de historias diversas y de compromiso ilimitado… Felicidades.
