Que si no la unidad del alma cubana, echa en la guerra, explica la ternura unánime y respetuosa y los acentos de indudable emoción y gratitud con que cuantos tienen pluma y corazón han dado cuenta de la muerte de Mariana Grajales, la madre de nuestros maceos”.
Así escribe José Martí en el Periódico Patria con suavidad de hijo y entrañable afecto; porque la muerte de Mariana Grajales el 27 de noviembre de 1893 caló hondo en el sentir de todos los cubanos defensores de la independencia. Ella, un paradigma de entrega, coraje, compañerismo y pulcritud. Tierna y bondadosa con sus 14 hijos, 11 varones y tres hembras; pero a la vez rigurosa en la disciplina, con una educación ética admirable que les transmitió a cabalidad. Sus méritos y aportes en la historia del movimiento de liberación nacional la hacen Madre de la Patria.
De esta figura de la historia expresara Andrés Núñez, Historiador de Contramaestre.
“Un momento crucial fue cuando cogió a sus hijos y los hizo jurar que lucharían por la independencia de la Patria. Todos los hijos abrazaron la lucha por la independencia y los que no, la apoyaron desde la más variada formas de lucha, uno a uno fueron cayendo. Los ejemplos más sublimes fueron precisamente José Maceo, que por su valor se conocía como el León de Oriente, tenía una puntería excepcional y también se hablaba de Antonio Maceo, no solamente la temeridad en el combate sino su extraordinaria capacidad como jefe militar.
Creo que los aportes más importantes de Mariana fue haber inculcado, haber alimentado, mantenido haber acompañado durante toda la guerra a esa tribu heroica y actuó como enfermera, como médico en todo aquellos campamentos mambí; como ella curaba con ese mismo ahínco con ese mismo tesón a todos los mambises que caían herido en combate. Nosotros tenemos el orgullo adicional que en la Patria chica jóvenes construyeran en el Parque central de Contramaestre un busto dedicado a Mariana Grajales.
Una de las primeras escuelas públicas que se construyó en el territorio de Contramaestre se nombra Mariana Grajales, de Maffo y eso tiene que ver cómo esta personalidad histórica constituye un símbolo de la mujer cubana en todos los tiempos”.
A 131 años de su muerte en Jamaica, Mariana Grajales, La madre de todos los cubanos, sigue siendo fuego inextinguible y raíz del alma que reposa en el cementerio Santa Ifigenia de Santiago de Cuba.