Era la una la tarde del 4 de marzo de 1960, cuando se inició en la rada habanera la descarga del armamento que traía desde Bélgica el barco La Coubre, armamento que tenía el fin de reforzar la defensa de la naciente revolución, muy asediada por el gobierno de los Estados Unidos.
El personal abordo no sospechaba que la tranquilidad imperante sería trágicamente interrumpida por un acto terrorista planificado el imperialismo norteamericano. A las tres y quince de la tarde se produjo la primera, de dos explosiones, en el vapor La Coubre. El horrendo estallido provocó decenas de muertes y heridos, torció las pesadas vigas y las gruesas planchas de acero de la embarcación.

consecuencias de la primera explosión del vapor La Coubre el 4 de marzo de 1960.
En Contramaestre, cuenta Víctor Arzuaga Rodríguez, custodio abordo de La Coubre que sufrió las consecuencias de la primera explosión al quedar gravemente herido e inconsciente; y alega que sobrevivió gracias a su compañero Israel Galán quien al darse cuenta de que él estaba vivo lo sacó hacia donde podían socorrerlo.
A las tres y cuarenta y cinco de la tarde ocurrió la segunda explosión en La Coubre, calificada por testigos como tan pavorosa o más que la primera, que sembró una nueva estela de muerte y destrucción, dada la cantidad de personas que habían acudido al rescate de las víctimas del primer estampido.
Aquel cuatro de marzo de 1960- hace hoy 63 años- los cuerpos despedazados de hombres humildes, fruto de los bárbaros actos de terrorismo de Estado contra Cuba, destrozaron también a cientos de hogares y a miles de familiares que aún claman por justicia.
El salvaje atentado lo organizó el gobierno de Estados Unidos y lo ejecutó la Agencia Central de Inteligencia (CIA), con el ánimo de atemorizar al pueblo que apoyaba masivamente a su joven revolución, y de este modo impedir el acceso a las armas para la defensa de la Patria.
La Coubre y ¡Patria o muerte!
El actos terroristas como el de La Coubre, contribuyeron a consolidar el sentimiento antiimperialista del pueblo cubano, y a radicalizar el proceso revolucionario, algo que quedó de manifiesto en el entierro a las víctimas, que fueron acompañadas por un impresionante cortejo fúnebre hasta la necrópolis Cristóbal Colón. En el duelo de despedida fue donde Fidel, entonces Primer Ministro, exclamó por primera vez la consigna de ¡Patria o muerte!
Cuando volvemos a este y tantos otros actos terroristas perpetrados por el imperialismo norteamericano contra Cuba, nos surge una gran y lógica pregunta: Cómo tiene el gobierno de los Estados Unidos los santos “valores” (para decirlo decentemente) de incluir a Cuba en la lista de países que patrocinan el terrorismo? Cuando la Revolución cubana lo único que ha hecho desde sus inicios hasta hoy, es luchar por el bien de la humanidad; es practicar la solidaridad y el altruismo con muchos pueblos del mundo; es compartir lo que tiene (no lo que le sobra); es salvar vidas humanas ante epidemias y desastres naturales por todo el mundo.
Sin embargo, todos los actos terroristas de los Estado Unidos contra el pueblo cubano aún están impunes.