La operación tributo es el eterno homenaje del pueblo a los héroes y mártires de misiones en tierras hermanas. Su origen se remonta al rescate y sepultura de los cuerpos inertes del Titán de Bronce y Panchito Gómez Toro. Llega a nuestros días con la ceremonia que cada año el siete de diciembre, coincidiendo con la caída en combate de Antonio Maceo, se desarrolla en cada panteón donde descansan los restos de nuestros internacionalistas.
Se le llamó operación tributo porque fue el homenaje a quienes dedicaron sus mejores esfuerzos y la propia vida a la causa más noble, la de la libertad de los seres humanos.
Entonces los hombros de todo un pueblo llevaron sus restos a los panteones y desde aquel año 1989, una y otra vez regresamos a esos sitios sagrados para rendir homenaje a los caídos en misiones internacionalistas.
Operación tributo, respeto y amor
Sus familiares son arropados por la admiración y el amor de cientos de compatriotas que recorren calles y caminos para coincidir en un mismo lugar, en un mismo sentimiento, en la ardorosa convicción de que “La Muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida”.
Este siete de diciembre no es diferente. En un país golpeado por la crisis global y la guerra económica, se estremecen los corazones con la altura moral del Titán de Bronce y el ejemplo heroico de Panchito Gómez Toro.
La caída en combate de Antonio Maceo y de su ayudante en campos insurrectos, es la génesis de tamaño acto de homenaje.
Los que regresan a cada camposanto cubano tienen la convicción de que todo patriota tiene el deber sagrado de defender las ideas y principios que nos hicieron soberanos y libres.