Aquella primera carga mambisa al machete por la independencia de Cuba, estremece en la historia de la nación. Fue el terror de las tropas españolas. Máximo Gómez, fue el artífice de la gran hazaña insurrecta.
Pino de Baire, fue el escenario perfecto para la gran emboscada que salvó la guerra de las gestas libertadoras. La táctica del enemigo fue truncada; el plan de recuperar la ciudad de Bayamo en poder de las fuerzas independentistas, no tuvo feliz término.
Ambos lados del camino, a la salida de Baire, fueron testigos del ataque sorpresivo, como parte de varias emboscadas de una misión estratégica que ponía a prueba por vez primera el uso de un instrumento de trabajo agrícola.
La orden de Máximo Gómez a sus hombres que ya habían sido entrenados en el uso del machete como arma de guerra fueron terminantes: “Nadie se levante, haga fuego y me siga hasta que yo en persona salga el camino y grite: ¡Al machete!
La columna española integrada por unos 700 hombres al mando del coronel Demetrio Quiróz, sufrió más de 200 muertos con heridas atroces, con heridas bien profundas, que apagaron ímpetu y afán colonial.
Los sobrevivientes del ataque, se retiraron aterrorizados de aquella emblemática emboscada, cayendo al vacío el cometido de retomar Bayamo en poder del independentista Carlos Manuel de Céspedes.
Desde hace 156 años, la primera carga el machete de Pino de Baire por la independencia de Cuba, cabalga en el tiempo de una Isla mambí y rebelde, donde el machete como arma blandida por los insurgentes cubanos, se convirtió en el herramienta más preciada del Ejército Libertador y en la más temida por los soldados españoles.
Desde hace 156 años el grito: ¡Al machete! se convirtió en un hito para los mambises y para Cuba.