¿A quién no le gusta la limpieza, el orden, la higiene?… La inmensa mayoría de los seres humanos disfruta de la pulcritud, lo cual no solo genera satisfacción espiritual sino garantía de salud y calidad de vida.
Pero mantener esos estándares en calles, plazas y parques en las condiciones de la economía doméstica es mucho más complejo, sobre todo cuando cada quien no cumple la parte que le toca.
En Contramaestre ha comenzado a proliferar una indisciplina en la higiene ambiental que nunca caracterizó a sus pobladores. Se puede ver acumulación de desechos sólidos en lugares públicos, la aparición de micro basurales y maltrato a la infraestructura.
¿Por qué la deposición de desechos sólidos en esos sitios? Refiere la población que la recogida de la basura se demora más de lo habitual. ¿Por qué se ha extendido el ciclo de recogida? Explican los trabajadores de comunales que se debe a la insuficiencia de combustible… Y aquí pareciera explicarse todo.
Sin embargo, otras causas subyacen: la mala atención al trabajador encargado de servicios comunales, incluidos retrasos en el pago del salario y la falta de medios de protección. Detrás de este panorama hay falta de control de los directivos, descuido en la educación ambiental de la población y es donde la inconsciencia pública comienza a ganar terreno.
Hay que atajar esas causas antes de que nos acostumbremos al desorden, la mugre y el mal olor. Porque si algo sabemos hacer los cubanos es vivir pobres pero limpios. Las limitaciones de recursos no es justificación y los hechos lo demuestran.
En Contramaestre hay resultados que demuestran lo que se puede cuando se trabaja con amor y compromiso. Ahí están las obras de referencia, a la vista de todos. Lo que se haga debe ser como eso y mejor. Talento sobra y los recursos aparecen.
No puede quedar en manos de la justificación lo mucho que se puede hacer por una buena imagen y la salud de todos.
