Fidel, cada agosto en Cuba crece un laurel como el más verde y brillante; como el amigo más fiel. Los frondosos cedros de Birán, añorados desde la infancia, reviven el alumbramiento de este gigante que trasciende como luz eterna.
La Isla madre te abraza con orgullo, pese a la adversidad, porque sabemos que eres el conductor de la obra, porque conocemos de tu gran voluntad para hacer esta Revolución.
Quienes nacimos y crecimos bajo tu abrigo, aprendimos a quererte porque no es cosa simple alcanzar esa estatura de gran corazón, de mucho temple, de hacer historia desde muy joven para repartir el bien a favor de los demás.
Gracias a Fidel, conocemos de valores, de humildad y justicia; conocemos de un Quijote que marcó el camino de la libertad para romper las ataduras de la esclavitud en su Cuba amada.
¡Cómo no recordarte Comandante en jefe, cuando ponderamos de derechos propio -aun en tiempos difíciles- guiados por tu humanismo para sostener nuestras metas y expectativas!, para beber de tus sabias lecciones de vida y amor.
Fidel, guía para siempre
Cuando decimos bloqueo genocida, que asfixia y encarece, que nos limita e intenta aniquilarnos, tenemos mucho de Fidel porque comprendemos que regresar al pasado sería arrancar la ideología patriótica legada por un Padre, quien nos enseñó a no rendirnos ni cansarnos nunca.
En el pecho de cada cubano está presente Fidel, en las mejores semillas de tu país, en esos que desafían el surco, la zona Roja o fabrican vacunas frente a una pandemia; en esos que sostienen la verdad como bandera para edificar sueños de justicia.
Con el ejemplo de Fidel, la unidad y la solidaridad se crece ante llamas siniestras que apagaron vidas, causando dolor y tristeza, exaltando también el valor de los Héroes comprometidos con su deber.
Fidel, ha sido y será nuestra inspiración mayor en un mundo que no perdona los modos alternativos de vivir y pensar, porque GRACIAS a este hombre que es único, Cuba es continuidad para recordarlo por siempre.
