Cuba es un país lleno de música, y cuna de importantes figuras tanto de la canción como de la interpretación instrumental. Entre los artistas contemporáneos, resalta el nombre de Adolfo Guzmán, un hombre que se hizo uno solo con las notas y los acordes.
Nació en La Habana el 13 de mayo de 1920, y desde muy pequeño se hizo notar su inclinación por la música. Los sonidos del piano fueron de los primeros en atraerlo a este basto mundo, siendo el instrumento que le permitió adentrarse en diferentes orquestas y agrupaciones. Se desempeñó como un excelente intérprete y compositor.
La radio de aquel entonces fue también cómplice de su talento, al unirse a emisoras como la CMW Cadena Roja y la RHC Cadena Azul. Su música estuvo presente en la escena internacional, principalmente a través de giras en Santo Domingo. Más tarde, fue fundador de las Orquestas de la Radio y la Televisión Cubanas.
Tras el triunfo de la Revolución Cubana, Adolfo Guzmán participó en numerosos eventos musicales dentro del país, destacándose como director de orquestas y del Instituto Cubano de Derechos Musicales.
Su labor y maestría le permitieron ganarse el reconocimiento y admiración de todo un pueblo, tanto expertos en la música como poco conocedores.
Poco después de su deceso en el año 1976, nacía en la isla un novedoso concurso que pretendía atraer al talento joven en cuanto a música se refiere. Para darlo conocer, el nombre escogido fue el de Adolfo Guzmán. Así se rendía merecido homenaje a uno de los grandes del pentagrama cubano.
En la actualidad, se menciona a este gran cubano y acude a la mente la imagen de un piano virtuoso, de un oído entrenado para degustar lo mejor de la interpretación musical. Adolfo Guzmán consagró su vida y sus mejores esfuerzos a ese aclamando arte del bien combinar los sonidos y el tiempo, la música. Su destreza, permanece vigente en le panorama sonoro de nuestra Cuba, siempre llena de ritmo y pasión musical.