La agricultura es una actividad milenaria por medio de la cual se cultivan y producen alimentos para el consumo humano, sustentando nuestra existencia.
Sin embargo, a propósito del Día Mundial de la Agricultura, valdría la pena reflexionar sobre el impacto de la agricultura moderna y cómo podemos volver a conectar con nuestras raíces agrícolas de manera sostenible.
A lo largo de los años, la agricultura ha evolucionado desde sus inicios humildes hasta convertirse en una industria altamente tecnificada y a gran escala.
De ahí el desafío de la agricultura moderna, toda vez que la creciente demanda de alimentos y la población en constante aumento, han llevado a la agricultura industrial a tener un impacto devastador en el planeta.
¿Cuáles son las realidades?
La agricultura industrial está asociada a la deforestación, el uso excesivo de productos químicos y la pérdida de la biodiversidad. Los monocultivos y la falta de manejo sostenible del suelo, pueden empobrecer los ecosistemas y hacerlos vulnerables a enfermedades y plagas.
La agricultura industrial también desempeña un papel significativo en el cambio climático. Contribuye en gran medida a las emisiones de gases de efecto invernadero y el calentamiento global. Además, la gestión inadecuada de los recursos hídricos en las zonas agrícolas puede llevar a la escasez de agua, afectando a miles de millones de personas en todo el mundo.
Por tanto, repensar en cómo podemos regresar a los principios de una agricultura más sostenible y en armonía con la naturaleza es lo más atinado.
Ello implica adoptar medidas para preservar la diversidad de plantas y animales en nuestros paisajes agrícolas y gestionar de manera responsable nuestros recursos hídricos.
La agricultura sostenible no solo es posible, sino que es esencial para nuestro futuro. Nos insta a ser conscientes de cómo cultivamos nuestros alimentos y a considerar el impacto en el medio ambiente.
Emprender buenas prácticas agrícolas sostenibles, para alimentar al mundo de manera responsable debe ser la esencia de una actividad milenaria que sustenta nuestra existencia.
