Calixto García Iñiguez, un general para la historia

Calixto García Iñiguez, un general para la historia

El Mayor General del Ejército Libertador, Calixto García Iñiguez, nacido el 4 de agosto de 1839 en Holguín, participó en las tres guerras por la independencia, iniciándose en la Guerra de los Diez Años a la cual se sumó el 13 de octubre de 1868, alzándose en la Finca Santa Teresa, en Jiguaní, acompañado de otro destacado combatiente, Donato Mármol.

Es considerado uno de los grandes hombres de la historia de Cuba, por su amplia trayectoria revolucionaria al servicio de la Patria. Por sus méritos en la contienda fue ascendiendo de grado militar, hasta convertirse en jefe del Estado Mayor del General Máximo Gómez, mientras este dirigía la División de Holguín. Fue también sustituto del Generalísimo, quien lo reconoció como estratega por sus actitudes para planificar batallas y provocar derrotas al enemigo.

Tiene García Iñiguez en su haber, protagonizar decenas de combates, entre los que se destacan, Baire, Buey Arriba, La Güira, Guisa, Jiguaní, entre muchos otros desarrollados en la región oriental.

En septiembre de 1874, el enemigo logró cercarlo en San Antonio de Baja, próximo a Bayamo. Prefirió morir por su propia mano antes de caer en manos de los españoles y se disparó debajo de la barbilla. No consiguió su fin: la bala salió por la frente, dejando una marca para siempre.

Ya en estado de extrema gravedad tras su acción fue hecho prisionero y enviado a cárceles hispanas, donde permaneció cuatro años. Con el Pacto del Zanjón, ocurrido el 10 de febrero de 1878, y al cual se opuso, fue puesto en libertad ese propio año.

Decidió marchar a Nueva York con el propósito de preparar una nueva guerra y allí presidió el Comité Revolucionario Cubano que alistó la llamada Guerra Chiquita. Tras intentos abortados, desembarcó por la Playa Cojímar, al oeste de Santiago de Cuba, el 7 de mayo. Convencido de que no había condiciones para desarrollar la lucha, desiste y es deportado a España.

Tras el estallido de la Guerra Necesaria el 24 de febrero de 1895, organizada por José Martí, García Iñiguez se dispone a regresar a la Isla para unirse a la nueva etapa de las guerras por la independencia de Cuba, lo que consiguió el 24 de marzo de 1896, al frente de 78 expedicionarios, al desembarcar por el enclave Maraví, a 10 kilómetros al noroeste de Baracoa.

Calixto fue designado jefe del Departamento Oriental en abril de 1896, y herido en el combate de Cruz de Piedra siguió incursionando en la zona de Guantánamo. Lugares como Los Moscones, Belleza, La Gloria, Yerba de Guinea, y el fuerte de San Marcos en Loma de Hierro son testigos también de su impronta como incansable guerrero anticolonialista.

Luego de la caída del Mayor General Antonio Maceo el 7 de diciembre de 1896, García Íñiguez fue nombrado Lugarteniente General del Ejército Libertador, manteniendo el cargo de jefe del Departamento Oriental.

Su experiencia y arrojo en el combate impidieron que las tropas españolas aniquilaran a las de Estados Unidos en Santiago de Cuba, tras la intervención de este último país en la guerra cubano-hispana.

Posteriormente le fue designada la que sería su última misión, viajar a Washington para lograr el licenciamiento de los combatientes al Ejército Libertador y lograr que se reconociera por ese gobierno la existencia de la Asamblea de Representantes de la Revolución.

Calixto García murió en Estados Unidos el 11 de diciembre de 1898, a consecuencia de una pulmonía, pero su legado renace en toda Cuba, a 185 años de su nacimiento.