Con la tortura se trata de destruir la personalidad de la víctima, despreciando la dignidad de todo ser humano. Su práctica, es uno de los actos más aborrecibles que las personas cometen contra sus semejantes.
Sobre la base de esta conceptualización, la tortura no puede justificarse bajo ninguna circunstancia, ni en estado de guerra ni en respuesta al terrorismo, la inestabilidad política ni a ninguna otra emergencia pública. Sin embargo, muchos estados siguen practicando o tolerando la tortura, persistiendo la impunidad de los autores y el sufrimiento de las víctimas.
El conflicto bélico entre Israel- Gaza es un vivo ejemplo. Según datos recientes de Agencias de Noticias acreditadas, al menos 54 detenidos de varias regiones Palestinas han muerto en prisiones israelíes, a causa de torturas y condiciones inhumanas, desde el comienzo de la guerra genocida. Los testimonios de detenidos recientemente liberados dan fe de las numerosas formas de torturas y tratos inhumanos, incluído el desnudo forzado, el atar y vendar los ojos por mucho tiempo, la electrocución, y el corte del cuerpo con herramientas punzantes.
Otros abusos denunciados incluyen privación de sueño, baño y atención médica, ataques de perros y exposición al frío extremo. Evidentemente, en Gaza la tortura ya no se esconde como se creía en oscuros calabozos o celdas de prisión, la tortura se sigue mostrando al pueblo, al mundo, arrebatándole la voz a la persona torturada y así reducirla a cuerpo que gime, grita y llora.
Expresamos nuestra solidaridad con los millones de víctimas de la tortura, y reiteramos la necesidad de que todas las naciones le hagan justicia y les proporcionen rehabilitación. A no escatimar esfuerzos para librar al mundo de esta práctica cruel, degradante e ilegal, es el llamado de Cuba en el Día Internacional en Apoyo de las Víctimas de la Tortura.