Este once de julio se cumple el aniversario 64 del inicio de la Batalla de El Jigüe, importante combate en el que el Ejército Rebelde detuvo definitivamente la ofensiva de verano de la tiranía. Tras diez días de cruentos combates los guerrilleros lograron someter a la soldadesca, una victoria que llega a nuestros días como ejemplo de continuidad en tiempos en los que la batalla es el terreno de las ideas.
La generación cubana de ahora habría sido como la de ellos. Pelearía hasta al último plomo, aferrándose a las raíces de la sierra hasta alcanzar la victoria.
Era verano de 1958, el 11 de julio, cuando daba inicio la Batalla del Jigüe, uno de los más feroces combates del Ejército Rebelde contra la dictadura de Fulgencio Batista.
Cerca de la confluencia de los arroyos Jigüe y La Plata, en las inmediaciones del poblado de Arroyo de las Cuevas, en el actual municipio Guamá en la provincia de Santiago de Cuba, se extendieron las hostilidades hasta el día 21.
El general Cantillo había calculado que aislando la columna rebelde podría vencer más fácilmente al resto de los grupos revolucionarios. Pero calculó mal.
Una patrulla rebelde ataca las posiciones del batallón 18 que envía un herido a la playa y solicita refuerzos, los cuales son emboscados más tarde por los guerrilleros.
El Jigüe, listo para la victoria rebelde
Tres días después el batallón enemigo quedó cercado en el arroyo Jigüe y se enfrenta a una situación desesperada, no solo sus escasas provisiones están prácticamente agotadas, son impactados además por la guerra psicológica con el uso de la música y los llamados constantes a la rendición.
El arrojo, la valentía, la creatividad de los guerrilleros puso en jaque a la soldadesca en un territorio que dominaban a la perfección. La victoria rebelde fue el último descalabro de la ofensiva de la tiranía y el comienzo de la triunfante contraofensiva revolucionaria.
Ahora que la lucha de los cubanos es en el terreno de las ideas, ellos hubieran sido como la generación de estos tiempos, habrían peleado hasta al último argumento y se habrían aferrado a la esencia humanista de la revolución triunfante, para preservar su victoria.