Reconocimiento a la labor de educar

Día del educador

Casi es 22 de diciembre y la fecha evoca el reconocimiento infinito a la hermosa labor de educar, de esa noble profesión de enseñar a los alumnos, de llenarles la mochila de conocimientos para el presente y el futuro.

Distinguir a esas almas que, tizas en manos, guían a los más jóvenes entre fórmulas, ecuaciones, la gramática, la enriquecedora historia y las propias peculiaridades de la contemporaneidad, constituye prueba irrefutable de admiración por quienes con voz de padres, comparten en aulas y pasillos.

Ante la proximidad del 22 de diciembre, el agradecimiento se impone a ese Ejército de luz que contribuyeron a montarnos en el tren de los sueños individuales y colectivos con deseos permanentes de cultivar la instrucción, ajustada a la pasión por el trabajo, la historia y el país.

Ser maestro es sinónimo de generosidad, es conocer a los discípulos y su evolución personal, proponerles metas, es leer, estudiar, fomentar valores, aconsejar ante dudas, intercambiar experiencias con sus colegas, porque no se es maestro durante horas, sino siempre.

Reconocer la labor pedagógica con recuerdo permanente, es percibir el brillo agradecido en los ojos de sus alumnos, ver a esos mismos educandos de tiempos pretéritos como profesionales, a quienes le brotan la emoción y hasta el orgullo por todo lo aprendido.

Ojalá, ese 22 de diciembre sea razón suficiente para festejar y seguir soñando en grupo, aún en medio de tanta adversidad, porque no se puede apagar la alegría y el agradecimiento por quienes son indispensables en nuestras vidas y formación.

Esperemos que el Día del Educador en Cuba sea una fecha de admiración por esos hombres y mujeres que van cada día para la escuela trás el conocimiento vivo, presencial, con deseos permanentes de superación para hacer un país muy nuestro, al estilo bien cubano, donde la pedagogía constituye el aliento, el alma y ejemplo.


Moraima Zulueta Gómez

Acerca de Moraima Zulueta Gómez

Periodista de Radio Grito de Baire

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