Vilma Espín es la eterna Presidenta que acompaña a las mujeres cubanas para seguir abriendo caminos, es la inspiración eterna que conduce la gran obra, es la guerrera invencible escolta de los mejores destinos .
Sesenta y cuatro años desde aquel agosto fundacional y la Revolución agradece su valía; sin su presencia nada está completo, su manto protector ayuda a contrarrestar pesares y su amor protege y encubre en diversas circunstancias.
Desde aquel 23 de agosto de 1960, quedaron atrás los prejuicios, marginaciones y tabúes de un pasado colonial primero y neocolonial después que menospreciaba los derechos de la mujer.
Ese día nacía la Federación de Mujeres Cubanas con luz clara, de transformación, con energías renovadoras, con sensibilidad exquisita, con certeza de que serían un bastión en defensa de la obra revolucionaria.
A partir de aquel memorable 23 de agosto, mujeres de todas las edades y sectores se fusionaron para hacer realidad sus hazañas, otra vida, otro trabajo, nuevas misiones.
Emprendedores caminos se abrieron, gracias a estas federadas agrupadas en una organización con una historia diferente. La campaña de Alfabetización, la creación de los Círculos Infantiles y las escuelas para campesinas Ana Betancourt, llevan la huella y el poder de esas mujeres.
Han transcurrido 64 años y el protagonismo femenino reverbera en campos y ciudades, donde la azada aporta a la alimentación del pueblo, las milicianas contribuyen a la defensa de la nación, y trabajadoras sociales ayudan con las bondades de un programa a las familias vulnerables.
Otras tareas hablan del compromiso y la responsabilidad de la Federación de Mujeres Cubanas para actualizar el modelo económico, para ratificar la igualdad de derechos de la mujer protegida en el Código de las Familias, para aportar transformaciones necesarias ante el asedio imperialista que nos acecha.
Las federadas cubanas: internacionalistas, educadoras, deportistas, artistas, agrícolas, ingenieras, doctoras, científicas, desde sus quehaceres diversos imprimen coraje, amor, sacrificio, sin dejar de ser madre, novia, esposa, compañera.
Con el ejemplo de Vilma y el legado de Fidel, su creatividad resalta, se impone la solidaridad y las une nuevos sueños para continuar dejando un sello distintivo en Cuba y el mundo. A 64 años de aquel 23 de agosto la FMC sigue conquistando el futuro.

