Contramaestre revive hoy aquel levantamiento que retumbó en Baire y en toda Cuba. Sus hijos no olvidan la fecha, porque somos conocedores del Grito que inmortalizó la nación por la independencia.
El 24 de Febrero nos hizo grandes de verdad, de justicia y legado. La Patria ante todo, debía salvarse del dominio español, del porvenir sombrío que se avizoraba del gigante de las siete leguas.
En distintos rincones de la Isla se escuchaban mambises cabalgando y desenvainando machetes para pelear por la libertad. Comenzaba una nueva página de la Revolución Cubana.
Tras los pasos de Céspedes en La Demajagua, hombres como Antonio Maceo, Máximo Gómez, Calixto García, Ignacio Agramonte, Salvador Cisneros, acuden al llamado de la Guerra Necesaria organizada por Martí, para eliminar la bota colonial, animar las almas, enardecer los corazones.
Se oyó el Grito de Baire que reclamaba libertad para no dejar morir el espíritu independentista cubano. La siembra de Martí se extendió por la tierra para hacer realidad otras conquistas que avivaron la llama, ardiendo el decoro en el pecho de los hombres.
Con luz martiana del 24 de Febrero, Ernesto Che Guevara, irrumpió desde la Sierra Maestra con la primera transmisión de Radio Rebelde para conquistar el enero victorioso, que nos trajo escuelas, hospitales, fábricas y otras emisoras para surcar el firmamento con casas radiales con la misión de informar, instruir, recrear a su pueblo.
Grito de Baire celebra, también el 24 de Febrero su aniversario 34, comprometida con su audiencia para seguir amando un país que nos convida al presente y al futuro.
La huella martiana este 24 de febrero en los hombres y mujeres de las telecomunicaciones, esa fuerza que provee servicios públicos para garantizar el progreso, para conectarnos con el mundo y su realidad, para hacer una sociedad más informatizada ajustada a los nuevos tiempos.
El Grito de Baire para Contramaestre no es sólo símbolo eterno de lucha independentista, es también vida, amor, continuidad, esperanzas, es agradecimiento por las obras conquistadas que animan las almas, la identidad de ser genuinos cubanos.


