Julio se traduce para los cubanos en un mes de recuerdo glorioso de Revolución, donde Martí resurge para ser luz de un hombre cuya grandeza es eterna, para iluminar un líder acompañado de una generación que encausó el camino de la libertad.
Cuánto sacrificio respira la historia; cuántas causas sagradas evoca la Patria, cuántos principios y valores se defienden gracias a un mes de 26, de Moncada, de resurrección.
Cuba no niega su batallar camino a la victoria, ni mucho menos depone las armas ideológicas antes quienes tratan de arrebatarles su destino; su manera de vivir.
Sin descanso emprendemos cada amanecer con proa hacia la resistencia y perseverancia, porque el socialismo es sinónimo de justicia, paz, generosidad y amor, que defenderemos con el espíritu del 26 de Julio.
El 11 de julio no volverá
Ante los intentos desestabilizadores, la Isla se agiganta, el pueblo funda y trabaja, se crece, se multiplica. Y como sus ensayos no han servido, las raíces revolucionarias se mantienen firmes, perfeccionando el legado del Padre mayor, de un Fidel único.
Sépase que la maldad enemiga no tiene respaldo en Cuba, que la continuidad no es demagogia y que la defensa de nuestras conquistas no es consigna vacía, simo la firmeza de un pueblo que resiste defendiendo sus calles del atrevimiento de los contrarios.
Ese mismo pueblo es el que se niega al indecoro, a la impunidad, para hacer prevalecer la tranquilidad ciudadana y el justo reclamo que Patria es libertad.
Aunque los tiempos son duros, juntos seremos capaces de superar las adversidades con visión de futuro y espíritu de transformación, con resistencia creativa y esperanzas, porque gracias a un 26 de julio, tenemos Revolución.