La ciencia crea frutos y admiración

La ciencia en Contramaestre hacia mayor producción de alimentos.

Eran tiempos de pandemia. Parecía que Fidel dialogaba con ellos, orientándolos, iluminándolos. Parecía que el Padre mayor caminaba presuroso por los pasillos de los centros científicos que cooperaban para encontrar la cura, para evitar la muerte, salvar.

Parecía que los pasos del líder de talla universal iban seguros entrando y saliendo de los laboratorios, buscando la vacuna cubana para defender la Isla ante el ataque del virus.

Abriendo caminos en medio de tanta complejidad, caminos de presente y futuro estaban hombres y mujeres de ciencia frente a un nuevo coronavirus, encargados de ponerle rostros y nombres al conocimiento, a los esfuerzos y a los resultados.

La ciencia frente a las adversidades

Parecía imposible el empeño de un pequeño país, sin recursos significativos para subsistir, bloqueado hasta la crueldad, pero la ciencia para el pueblo lucía tan grande demostrando los frutos que hoy se traducen en orgullo y admiración.

La batalla revelaba el sacrificio para salvar niños, jóvenes, adultos, ancianos, embarazadas, población vulnerable, para enfrentar el reto mayor que le robaba horas al sueño, al descanso, a la familia, a los amigos de Contramaestre y toda Cuba.

Las inteligencias trabajaban en una carrera contra el tiempo, porque se sabía que el conocimiento colectivo era necesario para la obra científica que se realizaba. Una singular comunión en favor de la vida desafiaban la pandemia del siglo XXI: la Covid-19.

Tras ese andar surgieron Abdala, Soberana 01, Soberana 02, Soberana Plus y Mambisa, cinco vacunas que salvaron vidas, evitando la muerte. Tras ese andar, los científicos cubanos bebiendo de la sabia de sus talentos en defensa de la humanidad de su país, devolvieron de la luz de la esperanza, gracias a sus pensamientos, conocimientos y perseverancia.


Moraima Zulueta Gómez

Acerca de Moraima Zulueta Gómez

Periodista de Radio Grito de Baire

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