Desde pequeña aprendí a amar mi maestra de preescolar; de ahí que mis juguetes preferidos fueron siempre una pizarra, la tiza y el borrador para convertir en aprendiz a todo el que visitara la casa.
Recuerdo como mis primeros días de clases, mi maestra llamada Anita me recibía con cariño para enseñarme luego de letras, números, figuras geométricas, colores, cantos y poesías.
El agradecimiento siempre estuvo presente según los niveles de enseñanza, porque decir maestro en Cuba es hablar de un Ejército de incalculable valor, que contribuye a formar la generación a través del conocimiento que edifica para irradiar luz.
Hoy, cuando cuando el Oriente cubano atraviesa por un duro momento, tras el paso del huracán Melissa, Cuba no olvida sus educadores porque sabe a conciencia que de nuestros maestros estamos hechos.
Bajo la sentencia martiana que “un pueblo oculto puede considerarse libre”, maestros y profesores de Contramaestre agradecen a la Paria el protagonismo de una profesión que hoy nos pone a prueba ante la adversidad desafiante de madre natura.
Conocemos que el potente huracán Melissa dañó seriamente escuelas, donde la instrucción se abre paso, se ensanchan valores, se fortalecen normas cívicas y la Patria se hace más grande.
Sin embargo, el infortunio no amilana esta fuerza pedagógica grande de corazón y principios, al sumarse a una recuperación para devolver la alegría a las aulas, para hacer de la superación la mejor pasión por el trabajo, la continuidad, la historia, el país.
Hoy no importa pérdida de cubiertas de algunas escuelas, no importa carpintería golpeada por el viento, base material de estudio estropeada por la lluvia o el árbol que eliminó la sombra que impide actualmente reunirse en grupos.
La cartilla del saber está clara, precisa, manifiesta en seguir sembrando valores y sentimientos que buscan lo bueno que puede estar en el alma seguir construyendo el presente y el futuro.
De ahí que la vocación de educar distingue al Ejército de la pedagogía cubana, ya iniciada la jornada por el Día de la Educador para motivar a otros pequeños a amar a sus maestros, y a inspirarse por una obra que abre caminos a la esperanza, la sabiduría y la libertad.

