El periodo vacacional es habitualmente aprovechado para el reencuentro de familiares y amigos. Con ese fin echamos mano a los recursos disponibles, siempre usando más la creatividad y las alternativas. En medio de un panorama en el que las opciones seguirán dependiendo más del deseo de hacer, esta temporada deberá contar con el apoyo incondicional de las instituciones y el espíritu siempre joven de la familia.
Las tan esperadas vacaciones llegaron. Con un aire juvenil se matiza todo el entorno de los barrios y comunidades. La familia se nutre de ese espíritu renovado con el que las nuevas generaciones convocan constantemente a mantenerse en movimiento.
Los planes de recreación de las diferentes instituciones comienzan a activarse y este el momento exacto en el que se precisa de trabajar siempre pensando en poner a disposición del pueblo la mayor cantidad posible de opciones, que ayuden a aliviar la carga que suponen las carencias materiales a las que nos enfrentamos diariamente.
El municipio Contramaestre, con un sólido y rico potencial deportivo, cultural y educativo, siempre se ha caracterizado por el desarrollo de un buen plan vacacional, con propuestas con las que se intenta llegar a todos los grupos de edad y a los asentamientos más distantes.
Llenar los espacios de opciones alternativas, muchas de ellas fruto de la creatividad de los profesores y especialistas, debe ser la máxima en un país donde la gente necesita hoy más que nunca de encontrarse con iniciativas de este tipo, para las que no se necesita de grandes cantidades de recursos materiales.
Este es el momento de capitalizar la energía de los jóvenes que llenan el hogar a tiempo completo, después de nueve meses de periodo estudiantil. No se trata de complacer los gustos más exigentes sino de tener a disposición y en oferta, aquello que está a nuestro alcance y que forma parte del potencial natural y productivo a nuestro alrededor.
Para hacer de las próximas ocho semanas un periodo bien provechoso, hay que pensar y actuar asumiendo que todo es válido, siempre que se trate de oportunidades sanas y de enriquecimiento espiritual. Mucho mejor si es fruto del ingenio y la creatividad de quienes están al frente de la tarea.