Tres décadas no fueron suficientes para hacer desistir al pueblo cubano de la búsqueda de los restos mortales del guerrillero heroico y sus compañeros de lucha.
Tras el triunfo de la Revolución Cubana en 1959, Ernesto Guevara de la Serna, Che, desempeñó importantes funciones en la construcción de la nueva sociedad. Sin embargo, algunos países de América Latina aún necesitaban de la lucha armada para su liberación, por lo que se unió a la causa boliviana en el año 1966. Allí fue capturado y asesinado en octubre del año posterior.
Su cadáver, así como el de los guerrilleros que le acompañaban, fue ocultado en un antiguo aeropuerto en Valle Grande. La movilización de especialistas e instituciones cubanas para encontrarlo y ofrecerle descanso eterno en su segunda patria no se hizo esperar, sin embargo, la búsqueda se extendió en el tiempo.
Fue el 28 de junio de 1997, 30 años después, que se produjo el hallazgo de las osamentas del Che y sus compañeros. La noticia no solo conmocionó a Cuba, sino al mundo.
A esto siguió un amplio proceso de identificación y regreso a Cuba, donde descansan sus restos hasta hoy. Los acoge Santa Clara, cuidad donde realizara importantes hazañas militares.
El hallazgo de los restos del Che estuvo marcado por la determinación de un abarcador equipo de especialistas cubanos, que incluyó forenses, geólogos, biólogos e historiadores, además de la cooperación internacional.
No se trata de un hecho superficial, sino de la evidencia de que Cuba respalda y recuerda a sus héroes en la vida y en la muerte.