Al iniciar el mes de octubre del pasado 2024, entró en vigor, en todo el país, la por entonces recién aprobada Ley de Comunicación Social, 120 días después de su publicación en Gaceta Oficial. Sin dudas, una normativa de gran peso, que transversaliza un sinfín de esferas en nuestra sociedad. Hoy, a un año de su implementación, Cuba ha dado importantes pasos para ajustarse a la nueva ley.
La comunicación resulta un proceso abarcador, aunque, en ocasiones, asociado únicamente al trabajo en medios de difusión masiva, como la prensa o ciertas instituciones. Y este es, precisamente, uno de los mayores aciertos de la actual Ley de Comunicación: reconocer a todos los actores que intervienen en los procesos comunicativos.
Estos se organizaron en tres grandes grupos o ámbitos: mediático, organizacional y comunitario. No se trata de una simple clasificación, sino de agrupar semejanzas para entender mejor las dinámicas de unos y otros sectores, y a la vez, regular de manera más eficiente la comunicación.
Del ámbito mediático se espera el tratamiento a temas oportunos de la Cuba de hoy, así como el resto del mundo. Se demanda transparencia y un buen manejo de la información. Con este objetivo, la prensa se apoya en las organizaciones, para lograr un intercambio directo y eficiente.
Y es esta una muestra de cómo cada grupo pasa de la individualidad a un entramado complejo donde intervienen unos y otros con igual peso. En el caso del ámbito comunitario, la comunicación adquiere nuevos sentidos y especificidades, por lo que su reconocimiento legal supone un avance significativo.
Otras cuestiones novedosas, como la publicidad en espacios informativos, han captado la atención desde los primeros días de implementada la actual Ley de Comunicación. No obaste, quedan aún importantes retos por cumplir, en cuanto a una correcta comprensión de lo establecido en la norma y su repercusión en nuestra sociedad.
La realización de talleres, debates o capacitaciones, por ejemplo, podría constituir una vía para acercar a la población a las nuevas posibilidades que se ofrecen con la ley, además de orientar acerca de los delitos en que podría incurrirse, de manera consciente o no, especialmente al interior de los municipios y demarcaciones.
De esta forma, todos los ámbitos ya establecidos, se beneficiarían con un diálogo enriquecedor, donde se promueva el respeto y la responsabilidad social. A un año de su entrada en vigor, la actual Ley de Comunicación Social en Cuba, aunque con algunas inconsistencias, se presenta como una oportunidad para realizar una comunicación más consiente y efectiva, donde la población sea protagonista en todas sus dimensiones.
Más allá de regular, esta norma es la encargada de proteger tanto a profesionales de la comunicación como a todos los que intervienen en tan importante proceso. Desde los medios hasta las comunidades, es esta una garantía del adecuado intercambio en nuestra sociedad, teniendo en cuenta que comunicar será siempre cuestión de retos y nuevas visiones.

