Desalojos y explotación eran la vida de los campesinos cubanos antes de 1959; durante años, constituyeron uno de los sectores más desfavorecidos de la sociedad. Sin embargo, el triunfo revolucionario de ese mismo año, daría un gran vuelco a esta situación.
Fue el 17 de mayo de 1959, el día que cambió el rumbo de la vida del campesinado en Cuba, con la primera ley de reforma agraria. Esta fue la primera disposición legal que se promulgó en la isla con la Revolución en el poder, y el mismo Fidel Castro firmó el documento que la ponía en vigor.
No se trataba de un simple reparto de tierras para los trabajadores del campo, sino una manifestación de la justicia social que promovía la naciente Revolución Cubana. Los campesinos, hombres y mujeres de los más olvidados, se convertían ahora en centro de atenciones y beneficios.
El problema de la tierra ya había sido mencionado por Fidel en su alegato de autodefensa después de los sucesos del Moncada; la ley de reforma agraria era,por tanto, el pago a una antigua deuda.
Numerosas familias salieron del yugo del latifundio, para alzarse como dueños de su propia tierra. Era un antes y después para los agricultores de toda la isla.
Más de 60 años han transcurrido de este suceso, y Cuba sigue recordando el valor de aquella primera ley en las vidas de miles de campesinos. Hoy, el suelo cubano produce en favor de toda la población, y aunque en muchas ocasiones se dificultan las labores agrícolas, cada campesino puede ejercer libremente sus derechos sobre la tierra que hace producir.
Cada 17 de mayo se convierte en celebración para los agricultores de la isla; esta fecha evoca una gran victoria para los campesinos de toda Cuba.