A esos hombres no le falta la perseverancia, sin importarles las frías madrugadas o cálidos amaneceres, porque están conectados con los secretos de madre natura.
Incontables desafíos les acompaña en cada jornada a estas almas sencillas, de piel curtida por el sol, que contra viento y marea, calor o frío, hacen de la valentía su mejor elección para asegurar la captura de peces de especies diversas.
Botes con sus artes de pesca, escoltan a los pescadores confidentes de las aguas dulces, quienes atesoran leyendas que hablan de sus aventuras en plataformas acuícolas.
La sabiduría le distingue en su duro bregar, en su bravura sin par, tras la búsqueda del alimento en las profundidades de las aguas, donde nadie ha podido totalmente descifrar sus misterios.
El valor humilde de estas almas, despierta en la conciencia de hombres y mujeres que conocen de la grandeza humana de quienes están asentados en las riberas de los ríos y presa; semejantes que dejan huellas en las embarcaciones impactadas por el bloqueo enemigo, mientras la luna cómplice le mira y le abraza.
Para estos pescadores de esfuerzos e iniciativas que no le temen al viento atropellado tras la casa del pez, todo el reconocimiento social en defensa de la soberanía alimentaria que demanda el país.
