La Patria os contempla orgullosa, al saber que se cultivaron bajo las enseñanzas de José Martí, para llevar la utilidad de la virtud en llanos y montañas que agradecen su presencia.
Como verdaderos exponentes de la cultura, se inscribe este ejército que despierta saberes, sonrisas, y aplausos en diferentes rincones de la Isla, donde los instructores de arte reparten luz a distintas generaciones.
El talento creativo de este movimiento artístico de avanzada fructifica en cada escuela, Casas de Cultura y comunidades; se robustece para ensanchar las mentes y los corazones de niños, jóvenes y adultos que viven la magia de estos jóvenes comprometidos con la defensa artística de un país.
Y es que estos “médicos del alma” que batallan por una sociedad más plena, desbrozando el camino al desarrollo del arte y su mejor apreciación, no descansan para llegar al pueblo con novedosos proyectos de amor que crecen en la espiritualidad de los hijos de la nación.
Con estilo propio, el encanto de la belleza artística se esparce en lugares apartados y en los sectores más vulnerables, donde los maestros de la creación despiertan emociones para dar frutos buenos de profundas raíces.
En defensa de un futuro mejor, el arte de la instrucción venera el nombre de José Martí en Cuba, con el marcado interés de llevar a la Patria un enriquecimiento agudo lleno de oportunidades, negado a los campesinos, a los hijos de los humildes, a los obreros de la sencillez, antes del triunfo revolucionario.
Como verdaderos maestros de esa existencia, entre el atractivo y la ternura, entre la complejidad de un país y sus diversos escenarios, andan estos Quijotes de luz por llanos y montañas, desafiando los tiempos de crisis, sin poder limitar la belleza,la sonrisa, la vida.