Llega un nuevo 28 de enero y el alumbramiento de José Martí recorre toda Cuba. Vuelven los cantos y vuela su poesía para reafirmar su legado en las escuelas, donde tanto se ama, y en múltiples plazas del país. Es sublime la honra.
Aquella humilde vivienda en la calle Paula, hoy Leonor Pérez, el nombre de su madre, atesora el nacimiento del más universal de los cubanos, el hombre de luz, símbolo de árbol del amor, cuyas robustas y copiosas ramas, aún cobijan con sus doctrinas a hombres y mujeres de la nación.
El ejemplo del niño Martí, Pepe, para su familia y amigos, siembra con fulgor y fuerza multiplicadora, las mejores virtudes del pueblo cubano, quien ha convertido al hombre de La Edad de Oro, como Héroe de todos los tiempos por el bien de todos, haciendo reverdecer al poeta, narrador, periodista y pensador de honda ideología.
Ningún cubano ignora su brillo inapagable, su centelleo; la mirada tierna del Quijote que peregrinó por el continente americano para descubrir las entrañas del Gigante de las siete leguas.
Hoy también es inspiración el poemario Ismaelillo, dedicado a su hijo; los Versos sencillos, el agudo y trascendente ensayo Nuestra América, y su encumbrado periódico Patria en defensa del Partido Revolucionario Cubano.
La estirpe de José Martí estremece a rango continental por su humildad y modestia, por su honradez y pobreza, por su abnegación y sacrificio sin límites, virtudes imperecederas para ser el Apóstol de la Isla que lo vio nacer.
Su testamento político, manifiesto en la carta inconclusa a su amigo Manuel Mercado, hoy cobra renovada vigencia, al confirmar que la voluntad de lucha contra la anexión a Estados Unidos y la unidad Latinoamericana y del Caribe, debe mantenerse en pie, viva, para salvar nuestras tierras.
Maestro, 172 años de una luz eterna, no opacan la grandeza del autor intelectual del Moncada, quien nos enseñó el imperativo de hacer una Revolución de la reflexión y no de la cólera y la violencia injustificadas, lo cual concibió muy tempranamente.
Defender a cualquier precio la República libre, con todos y para el bien de todos, es la gran enseñanza en los días que vivimos los cubanos, para no defraudar al hombre de luz que nos alienta y hace crecer.