Quienes nos sentimos orgullosos de ser cubanos, sabemos que no somos la sociedad perfecta, que las manchas de nuestro sol existen, sin opacar la realidad que muchos en el mundo anhelan hoy, aún cuando vivimos en un escenario bien complejo.
Pero en materia de derechos humanos, nuestra verdad desde hace más de medio siglo, trasciende con argumentos suficientes para expresar que los cubanos somos un referente con garantías individuales y libertades públicas que nos hace diferentes en la sociedad actual.
De ahí que, cuando decimos derechos en Cuba hay que pensar en el camino transitado y construido con trabajo y consagración, sin olvidar los obstáculos o tropiezos, pero haciendo buenas prácticas del optimismo y confianza en el presente y futuro al que aspiran los hombres y mujeres del país.
Mientras en otras naciones del mundo los derechos humanos se violan, se esfuman, se irrespetan, en esta Isla grande de corazón, nuestra verdad es ejemplo a escala internacional que no desmiente las fortalezas de un país por defender y perfeccionar el sistema político que escogimos.
El protagonismo de la mujer cubana, en dinámicas diversas de la economía, la ciencia y la prestación de servicios, evidencia el empoderamiento femenino que ha alcanzado la Isla para promover una emancipación que habla de su dimensión por conducir el desarrollo en la nación.
Y qué decir de la felicidad de nuestros niños que van a sus círculos infantiles y escuelas de forma gratuita, con garantía de atención médica y disfrute de la tranquilidad ciudadana.
La mano solidaria de Cuba en muchos escenarios en defensa de la hermandad y el progreso, brindando su amor para dar salud, educación, cultura y preparación física, académica o deportiva, es también otro de los logros que nos distinguen para ratificar la valía de nuestros Derechos Humanos.
Hoy se trabaja en el perfeccionamiento de la institucionalidad, en el reforzamiento de principios y valores básicos que nos definen y nos hacen forjar una sociedad cada vez más justa.
Aunque sabemos de manipulaciones e intrigas, de cerco económico y mediáticos que no cesarán en hacer ver solo el lado oscuro de nuestra realidad, las buenas intenciones de Cuba con respecto a los derechos humanos es parte de la defensa y preservación de la legalidad, de la razón, de la equidad de los derechos más elementales del ser humano.
