Con su paciencia infinita y su amor por enseñar, los docentes transforman vidas, despertando el interés por el aprendizaje, para compartir el conocimiento y sabiduría.
Gracias a los docentes del mundo, el desarrollo educativo ayuda a crecer, ayuda a aprender, el corazón se engrandece bajo sabias doctrinas con predilección infinita a tan humana profesión.
Con talento y vocación los hombres y mujeres de la pedagogía a nivel mundial, iluminan el camino de distintas generaciones, con entusiasmo supremo, para alcanzar metas en defensa de un saber que deja huella en sus estudiantes.
Y es que su poder transformador en el arte de enseñar, es luz que aviva valores y principios, que aporta positivos consejos, para calmar la sed de aprendizaje con inspiración y disposición haciendo reverencia a una grandiosa labor.
Fuentes inagotables de sabiduría son sin dudas los docentes, guías de la fiel verdad, quienes visibilizan el magisterio como una profesión divina, porque con su sabia instruyen y transforman a niños, jóvenes y adultos que buscan el mejor regalo a través del conocimiento.
Porque precisamente son los docentes estrellas que iluminan el sendero, el lucero del alba, la guía de pasos seguros, la esperanza comprometida que asegura sudor obrero, intelecto, progreso.
Gracias a los docentes, el mundo hoy sonríe aunque existen naciones que aclaman de la presencia inclusiva de la educación en su país, para seguir transformando vidas por el bien de la humanidad.