A Maffo le nació un lucero para convertirse en un astro grande y brillante, un hombre que sigue siendo luz para alumbrar el camino.
El brillo que emana del corazón de Orlando Pantoja Tamayo, trasciende su terruño con amor imperecedero, trasciende Cuba como guerrillero inclaudicable y se propaga en Latinoamérica como héroe de todos los tiempos.
La fidelidad a la causa revolucionaria, al humanismo y combatividad hablan de la grandeza de Olo, de ese lucero inapagable, cuyos destellos resplandecen en la Sierra comprometida con el Ejército de verde olivo que nos bendijo con libertad.
Y fue en ese mismo grupo de rebeldes, donde tu luz se hizo más inmensa al abrazar las doctrinas del Ché y ganarte su confianza para ser el “Antonio de la Guerrilla” en tierras lejanas necesitadas de tu intrepidez.
Porque tu deslumbrante figura conjugada en espacios diversos, es honor que enorgullece a la Patria, es joya que resplandece el país, aún en momentos difíciles, es itinerario que indica el camino de otras naciones, es alma para nunca olvidar.
Hoy 2 de octubre Contramaestre te sabe de memoria, evocando ese lucero brillante que anima a no claudicar, para mantener intacta esa paz vestida de conquistas y brújula de aciertos.
Tu legado trasciende en un pueblo sencillo, que venera el nacimiento de un hijo inmortal, de un guerrillero forjado con luz propia, de un hombre humilde pero inmenso que nació para convertirse en lucero de la dignidad.
